miércoles, 7 de mayo de 2014

RUBÉN DARÍO




 

Bota, bota, bella niña

 

 

Bota, bota, bella niña,
Ese precioso collar
En que brillan los diamantes
Como el líquido cristal
De las perlas del rocío matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
Salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
Que te quiere estrangular
Enrollada en tu garganta
Hecha de nieve y coral.

 

ARIEL MONTOYA




 

Postal del éxodo

 
Para Ana Cristina, Brenda, Paula y Patricia

 

 
 

En la noche, en la soledad

observé a vagabundos poetas y pintores

citando reencuentros

en una calle de Nueva York

mientras mis hermanas en su república natal

se volvían hembras potables ante la vida.

Y crecieron lejos de mi espontánea tutela.

Y también creció el recuerdo en ascenso

de una muchacha

intactamente bella

en los laberintos de la memoria.

En la noche, en la soledad

—prolongación del exilio.

 

CHRISTIAN SANTOS



 

La mujer y la creación

 
 

En el principio brumoso

no había nada.

Dios creó a la mujer

de trocitos de alga marina,

con pies de roca volcánica

y pensamientos profundos.

Esta fue preñada

por el espíritu

de los vientos siderales

que recogió en las galaxias

polvo de estrellas

y sales magnéticas.

Esta mujer concibió en su seno

un par de seres

mujer y hombre,

con hambre de vida

y según los matices del día y de la noche

les fue dando distintos matices a su piel.

Cuando llegaron a ser adultos

irremisiblemente se atrajeron.

Juntaron sus pechos en revuelo

de besos, caricias envolventes

y el sudor de ambos se volvió uno mismo.

Como tu sudor y mi sudor,

transparente, tibio,

corriendo en nuestros cuerpos

después de la batalla sideral.

 

CLARIBEL ALEGRÍA


 

 

Credo personal

 
 

Creo en mi pueblo

que por quinientos años

ha sido explotado sin descanso

creo en sus hijos

concebidos en la lucha y la miseria

padecieron bajo el poder

de los Poncio Pilatos

fueron martirizados

secuestrados

inmolados

descendieron a los infiernos

de la “Media Luna”

algunos resucitaron

entre los muertos

se incorporaron de nuevo

a la guerrilla

subieron a la montaña

y desde allí

han de venir a juzgar

a sus verdugos.

Creo en la hermandad de los pueblos

en la unión de Centro América

en las vacas azules de Chagall

en los cronopios

no sé si creo

en el perdón

de los escuadrones de la muerte

pero sí en la resurrección

de los oprimidos

en la iglesia del pueblo

en el poder del pueblo

por los siglos

de los siglos

Amén.

 

VIDALUZ MENESES



Vivas estamos
 
A Michele, a Daisy, a mis hermanas poetas.
Vivas estamos sobre su memoria.
 
 
I

 

La osadía intelectual

de la adoradora de la diosa blanca,

Virginia Woolf, preparando el rito,

la palabra mágica, invocadora

del andrógino ordenador del caos.

Sólo en sus manuscritos la armonía

bajo el bombardeo a su casa

en Taviostod Square.

Ella escribiendo:

“Gotas de sudor en la frente

de la señorita La Trobe”,

presagio de su propio fin:

Todo está consumado,

“La vejez es el camino

natural hacia la muerte”

y se sumergió con serenidad

en las apacibles aguas del Ouse.

 

II

 

Poco le duró el sueño a Silvia Plath.

Apresada en lo doméstico.

Aturdida entre la libertad y el desamparo.

Expuesta como bebé desangrado

para ser arrastrado por el mar.

El alma columpiada:

Eros o Tánatos hasta sucumbir,

el día preparado con la rigurosidad

de un orfebre,

cuando de rodillas

metió su cabeza rubia

en el horno de la estufa de gas.

 

III

 

Alfonsina, apasionada,

consciente que ningún canto

sería más alto que su propia vida de mujer,

se defendió con torrentes de carcajadas

que la llevaron hasta el llanto

y amó hasta la consumación de sus días.

¡Tanto fuego, sólo las olas

del mar de La Plata

pudieron aplacar!

Vivas estamos sobre su memoria.

Inolvidables hermanas que nos precedieron.

Poetas, criaturas agónicas, sobrevivientes,

¡Triunfalmente vivas estamos sobre su memoria!

 

ANA ILCE GÓMEZ


 

 

Entredichos de la poesía / Telar de duda

 
 

Viéndolo bien mi poesía es inútil.

No contiene entre líneas

ningún mensaje que conmueva

a la sociedad organizada.

Es oscura

y no es dictada por la razón

sino por ese pájaro que tenemos

en el pecho.

No cumple requisitos

No anuncia nada

No transforma nada

Son tan sólo palabras, palabras entrelazadas

una con otra, estrechadas, liberadas

sobre la faz de nuestro particular mundo.

Mañana se morirán conmigo

y no se habrá cumplido ninguna

de sus profecías

que entonces nunca fueron.

Cuando advierto esto, me pregunto para qué

escribo

para qué sirven estas líneas si al leerlas

alguien no fue mejor

o más piadoso o más confiado

sino al contrario

quedó desconcertado

sin saber qué hacer con esa música

sonándole en el pecho.

¿Será el mundo mejor porque

escribí o dije algo que no tenía

lúcidamente ese propósito?

O tal vez sí, sin pretenderlo, a mi poesía

la asistía algún recóndito propósito

y es que al leerla

alguien tamborileara algo con los dedos

balanceara la cabeza

se le perdiera la mirada

y en vez de ponerse a trabajar

se pusiera decididamente a soñar.

Entonces, si esto es así, díganme,

¿para qué sirve algo

que sólo promueve la pereza?