miércoles, 7 de mayo de 2014

VIDALUZ MENESES



Vivas estamos
 
A Michele, a Daisy, a mis hermanas poetas.
Vivas estamos sobre su memoria.
 
 
I

 

La osadía intelectual

de la adoradora de la diosa blanca,

Virginia Woolf, preparando el rito,

la palabra mágica, invocadora

del andrógino ordenador del caos.

Sólo en sus manuscritos la armonía

bajo el bombardeo a su casa

en Taviostod Square.

Ella escribiendo:

“Gotas de sudor en la frente

de la señorita La Trobe”,

presagio de su propio fin:

Todo está consumado,

“La vejez es el camino

natural hacia la muerte”

y se sumergió con serenidad

en las apacibles aguas del Ouse.

 

II

 

Poco le duró el sueño a Silvia Plath.

Apresada en lo doméstico.

Aturdida entre la libertad y el desamparo.

Expuesta como bebé desangrado

para ser arrastrado por el mar.

El alma columpiada:

Eros o Tánatos hasta sucumbir,

el día preparado con la rigurosidad

de un orfebre,

cuando de rodillas

metió su cabeza rubia

en el horno de la estufa de gas.

 

III

 

Alfonsina, apasionada,

consciente que ningún canto

sería más alto que su propia vida de mujer,

se defendió con torrentes de carcajadas

que la llevaron hasta el llanto

y amó hasta la consumación de sus días.

¡Tanto fuego, sólo las olas

del mar de La Plata

pudieron aplacar!

Vivas estamos sobre su memoria.

Inolvidables hermanas que nos precedieron.

Poetas, criaturas agónicas, sobrevivientes,

¡Triunfalmente vivas estamos sobre su memoria!

 

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