miércoles, 7 de mayo de 2014

ANA ILCE GÓMEZ


 

 

Entredichos de la poesía / Telar de duda

 
 

Viéndolo bien mi poesía es inútil.

No contiene entre líneas

ningún mensaje que conmueva

a la sociedad organizada.

Es oscura

y no es dictada por la razón

sino por ese pájaro que tenemos

en el pecho.

No cumple requisitos

No anuncia nada

No transforma nada

Son tan sólo palabras, palabras entrelazadas

una con otra, estrechadas, liberadas

sobre la faz de nuestro particular mundo.

Mañana se morirán conmigo

y no se habrá cumplido ninguna

de sus profecías

que entonces nunca fueron.

Cuando advierto esto, me pregunto para qué

escribo

para qué sirven estas líneas si al leerlas

alguien no fue mejor

o más piadoso o más confiado

sino al contrario

quedó desconcertado

sin saber qué hacer con esa música

sonándole en el pecho.

¿Será el mundo mejor porque

escribí o dije algo que no tenía

lúcidamente ese propósito?

O tal vez sí, sin pretenderlo, a mi poesía

la asistía algún recóndito propósito

y es que al leerla

alguien tamborileara algo con los dedos

balanceara la cabeza

se le perdiera la mirada

y en vez de ponerse a trabajar

se pusiera decididamente a soñar.

Entonces, si esto es así, díganme,

¿para qué sirve algo

que sólo promueve la pereza?

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