miércoles, 7 de mayo de 2014

CHRISTIAN SANTOS



 

La mujer y la creación

 
 

En el principio brumoso

no había nada.

Dios creó a la mujer

de trocitos de alga marina,

con pies de roca volcánica

y pensamientos profundos.

Esta fue preñada

por el espíritu

de los vientos siderales

que recogió en las galaxias

polvo de estrellas

y sales magnéticas.

Esta mujer concibió en su seno

un par de seres

mujer y hombre,

con hambre de vida

y según los matices del día y de la noche

les fue dando distintos matices a su piel.

Cuando llegaron a ser adultos

irremisiblemente se atrajeron.

Juntaron sus pechos en revuelo

de besos, caricias envolventes

y el sudor de ambos se volvió uno mismo.

Como tu sudor y mi sudor,

transparente, tibio,

corriendo en nuestros cuerpos

después de la batalla sideral.

 

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