viernes, 14 de febrero de 2025


 

CARLOS RIVAS LARRAURI

 

 

 

Vete en güena hora... 

 


Si mi abandonas porque soy probe,
vete en güena hora...
Yo no te quero tener a juerzas;
tal vez te jalles más mejor sola.
A ti te cuadra la guena vida,
del mesmo modo qui a munchas otras,
y yo no quero que por mi culpa
t'estés haciendo tanta mal'obra.

No te priocupe dejarme solo;
no te priocupes por mi persona...
Pa nada valgo... pa nada sirvo...
¡No puedo darte lo qui ambicionas!

Cuánto te quero, tú bien lo sabes...
qu'eres mi vida, harto te costa...;
pero el cariño de nada sirve
si no se junta con esas cosas
qui a las mujeres las gúelven locas.

Pa qu'es que sigas tan a desgusto;
si ha de ser luego mejor dendi ora;
ansina quedo más satisfeicho,
porque siquera no me traicionas.

Harto quisiera no ser tan probe,
pa qui anduvieras como esas rotas
que tanto invidias, porque tú inoras
qui aquellos lujos, qui aquellos trapos,
son, mesmamente, cachitos di honra...
Anda tranquila... Vete en guena hora...
Pero, no gíielvas... Nunca ti acuerdes de mi presona,
pos, manque probe, soy orgulloso....
y no me cuadra recoger sobras

Te quero muncho, pero, ¡ no li aunque!
Más vali ansina... Vete en gúena hora...

 

 

PATRICIA CRESPO

 

 

 

 

III

 

 

La soledad del árbol
palpando la carne
esencial en su arraigo
en un bosque
-individuales árboles-
es exigua.

El árbol no tiene
conciencia de su soledad.

Yo sí.

 


De: “un solo árbol”

 

 

ALBA GONZÁLEZ

 

  


 

el problema
está
en que no estás
en que quiero que estés
aunque eso me destroce más

 

  

De: “Todos mis ojos tristes”

 

 

LUIS RAMOS DE LA TORRE

 

 

 

 

ENTRAR despacio,

casi de puntillas,

como quien nunca sabe

que tras de sí se olvida de algo.

Como si de la estancia,

quisiera huir sin prisa el conjuro del tiempo.

 

Y así, sin dudas y en silencio,

     alzarse, entrar.

 

 

De: “Lo que funda el silencio”

 

TED KOOSER

 

 

 

Padre

Mayo 19, 1999

 

 

Hoy hubieras cumplido noventa y siete años
si hubieras vivido y todos nos hubiéramos sentido
desgraciados, tú y tus hijos
llevándote de clínica en clínica,
un viejo, temeroso hipocondríaco,
y sus inquietos hijo e hija
pidiendo instrucciones, tratando de leer
los complicados, borrosos mapas de remedios.
Pero con tu dignidad ya intacta
hace ya veinte años que te fuiste
y me alegro por todos nosotros, aunque
te echo de menos cada día: el latido de tu corazón
bajo tu corbata, la mano ahuecada
sobre mi nuca, Old Spice
en el aire, tu voz encantada con historias.
Todos los años por esta fecha te gustaba contar
que cuando naciste
tu madre miró a través de la ventana
y vio lilas florecidas. Bien, hoy
hay lilas floreciendo en los jardines
de todo Iowa, dándote aún la bienvenida.

 

KEPA MURUA

 

 


Resignación

 

 

Recojo una hoja del suelo.
Antes cogí una hoja de papel.
Quise comprar un cuaderno,
pero las tiendas estaban
cerradas.

Son las seis de la tarde, ha pasado una
hora desde entonces. Miro si hay una
llamada en el móvil; no hay nada entre
tú y yo, ningún mensaje, ninguna
palabra.

Entre tú y yo no hay nada
porque nada ha de
haber entre la vida y la
muerte,
que nos resigna a ser distintos.

Nada que quede de más,
nada que se eche de menos.
Si sucediera, nadie ganaría.
Si no fuese así, nadie perdería.

 

De: “Otra Vía/Another Way”

 

jueves, 13 de febrero de 2025


 

MING DI

 


 

 

Cuando la casa aprueba una nueva ley

 

  

 

Intento callar

Y trato de ser buena y calma estos días

Pero mi río Amarillo y el Yangtze corren

Por mi cuerpo y

Mientras casi me atraviesan

Se dan vuelta y corretean

Adentro de mi cuerpo

 

 

Se empujan uno a otro

Luchan por territorios

Amarillo dice ser metafísico

Y ocupa mi cuerpo superior

Río Yangtze, aterrizado,

Se me extiende por lo bajo

 

 

Estoy furiosa

Pero no con mi cuerpo

Estoy contrariada con lo que me enfada y

Silente

Mis ríos corren y rugen

Dentro de mis células y a través de mis nervios

Se empujan uno al otro

El lindero de los ríos se desplaza

Arriba y abajo, izquierda y derecha

Al luchar por sus fronteras

Luchar por su retórica

Ambos intentan ser vanguardistas, experimentales, metafóricos

 

 

Tanto combate que no puedo dormir

De noche pienso como si ensoñara

Sueño con cebollas, coles, pepinos

Las cebollas y las coles se envuelven bien

Corto dos rodajas de pepinos para cubrir

Mis ojos y parpadear a la luna

Por los agujeros de las semillas

 

 

Siento hambre

Siento el movimiento de los dos ríos

Dos países, dos mundos

Arriba y abajo, izquierda y derecha...

Cuando empujan la frontera

Hasta mi garganta

Grito —y soy libre

  

 

Versión de Dulce Chiang

 

PATRICIA CRESPO

 

 

 

 

De consistencias

 

 

Perdura en mis dedos
la memoria del tacto
sobre tu piel acerácea,
el roce liviano, apenas roce,
que me devuelve la existencia

de un cuerpo.

  

De: “un solo árbol”

 

 

ALBA GONZÁLEZ

  


 

la primera persona
que me rompió el corazón
fui yo

 

 

De: “Todos mis ojos tristes”

 


LUIS RAMOS DE LA TORRE

 

 

 

 

EN honor al silencio

ondea el peso de la palabra no dicha,

y en su equilibrio abierto espera.

Hay una noche extensa,

no lo dudes,

que en su abrazar a todos nos alcanza.

A veces es más denso

el ruido de quien nada dice que el misterio.

Ecos de lo sagrado.

 

De: “Lo que funda el silencio”

 

 

TED KOOSER

 

 

 

Después de años

 

 

Hoy, desde lejos, te vi
alejarte, y sin un sonido
la resplandeciente cara de un glaciar
se hundió en el mar. Un viejo roble
cayó en las Cumberlands, levantando apenas
un puñado de hojas, y una anciana
que esparcía maíz para sus gallinas levantó la mirada
por un instante. En el extremo opuesto
de la galaxia, una estrella treinta y cinco veces
mayor que nuestro sol explotó
y se desvaneció, dejando una pequeña mancha verde
en la retina del astrónomo
como si éste estuviera de pie en la gran cúpula abierta
de mi corazón sin nadie a quien contárselo.

 

DON CELLINI

 

 

 

 

Después de una operación del corazón,
mi padre me pidió

que le hiciera un favor:
Aféitame.

No había estado tan
cerca desde que era un
niño.

Temeroso de hacerle daño
me distraje

con recuerdos
de la infancia cuando

mi padre
me recogía

después del colegio y me preguntaba
qué había aprendido ese día:

cómo sumar 2 + 5
o cómo hacer la
letra f

o alguna canción nueva
que cantábamos de camino a casa.

Pero las canciones
y los recuerdos felices
desaparecieron antes del
final de la escuela primaria

cuando mi padre se dio
cuenta de que odiaba el
fútbol,

no podía atrapar una pelota de béisbol,
no podía golpear una pelota de tenis

a través de la
red dos veces
seguidas.

Terminé de afeitarle,
limpié los últimos
restos

de crema de
afeitar de su cara.

 

De: “Otra Vía/Another Way”

 

miércoles, 12 de febrero de 2025


 

MING DI

 

 

 

Gaza, aves de porcelana

 

 

 

Por plantar árboles los labradores aborígenes excavan la tierra

pero encuentran porcelana en el suelo,

un gran piso de mosaico.

 

 

En cada azulejo hay un ave,

varias aves.

Se desvanecieron sus colores

pero sus alas: como si volaran.

 

 

¿Colonizan o son colonizadas?

¿Son arte o imágenes de un espejo?

¿Están cautivas o es que hibernan?

 

 

Una vez volaron alto, cercanas al sol,

tomando la luz del sol,

tomando el sonido del sol.

 

 

Descendieron en las barcas de los filisteos

Descendieron en las barcas fenicias

Volaron sobre el Mediterráneo

en lo alto suspendidas, cantando

Filistea, Palestina

 

 

La gente en el mar miraba arriba cada día

y aprendieron a hablar

el lenguaje de los pájaros

Rastrearon a los pájaros en los barcos de madera

Las palabras ilustradas que dibujaron desde entonces

volaron como aves, libres.

 

 

Versión de Dulce Chiang

 

PATRICIA CRESPO

 

  

 

II

 

 

Un árbol puede
señalar la encrucijada
pero no el destino,

aunque crezca sobre mi tumba.

 

De: “un solo árbol”

 

ALBA GONZÁLEZ

 

 


 

¿nacemos para morir o morimos para nacer?

todo lo que hacemos se destina a ser feliz
antes de que se nos acabe la oportunidad de serlo

¿y si realmente tuviésemos que rompernos un poquito
para entender de qué estamos hechos?

¿nuestras fragilidades nos hacen frágiles
o nos dan la oportunidad de unir las grietas con oro?

 

 

De: “Todos mis ojos tristes”

LUIS RAMOS DE LA TORRE

 

 

  

A QUIEN se allega,

a quien conforme a la costumbre

avecina el calor de lo amigable,

y se ofrece, y se aposta en cercanía,

y hace de su respiro humilde lo sensato,

dale la mano, sí.

                                    Alégrate,

al mundo le cabe hoy

algo de amor y ofrecimiento.

 

De: “Lo que funda el silencio”

 

 

TED KOOSER

 

 

 

En enero

 

 

Sólo una celdilla en la colmena helada de la noche
está encendida, o eso parece:
este café vietnamita, con su luz aceitosa,
sus olores cuya forma es como una flor.
Risas y conversaciones, el tic-tac de los palillos.
Mas allá del cristal, la ciudad invernal
cruje como un viejo puente de madera.
Un gran viento corre bajo todos nosotros.
Cuanto más grande la ventana, más tiembla.

 

KEPA MURUA

 

 

 

Padre

 

 

Está sobre la cama, tumbado,
con los pies a un lado y los brazos sobre el pecho.
Piensa en todo lo que trabajó

para sacar a la familia adelante,

quizá en algún amor secreto, de
juventud, aunque por encima de todas
las cosas
ame la tierra donde nació, puede que en algún
viaje. En un tiempo tuvo que exiliarse.
Desde entonces la quiso más que
nunca. El lugar donde ha de morir:
la cama que comparte con su esposa.
Le hubiera gustado ver su sexo por última vez
desde la almohada, pero su barriga se lo impide.
Ya no fuma aquellos puros
que detestaban mis hermanas, tan
delicadas, pero aún lo veo en la cocina
escribiendo su novela
interminable cuando llegaba a
casa de noche.
No lo dice, se calla, reza antes de
acostarse. La primera vez que lo escuché
me sorprendió: con Dios a mi lado, soy
invencible,
me dijo.
Me puso su nombre.
Qué osadía compararme con él.

 

De: “Otra Vía/Another Way"

 

martes, 11 de febrero de 2025


 

LINA ALONSO

 



Coyoacán 2022

 

 

Ayer me preguntaron por los escritores de mi país,
les dije que están publicando sus libros,
ganando sus becas,
terminando sus tesis,
arreglando su sonrisa,
mejorando su dieta,
yendo a terapia.
Siempre están gestionando, tramitando, vinculando
sus afectos como si fueran corporaciones bancarias
—con mi furia me basta y camino feliz a la
obsolescencia con ella—.
Están a la altura de las circunstancias
y yo en la bajeza de un viernes entre las cobijas,
con mis dientes cepillados y listos para apretarlos
dormida.
No tengo mucho y cuando tengo lo regalo, todas
mis amigas tienen mi ropa, a una le dejé
mi casa, a otra mi gato, y a todas mi corazón ya
usado,
que es a veces como un miquito trepando un árbol
de guayaba del que a veces se resbala.
Dos trotskistas me recibieron en su piso,
los dos tiemblan mucho,
así que les ayudo a armar los baretos.
Me dicen Chamaca
y me siento como si fuera la perra.
Veeeeeen, chamaca
¡Chamaca, no! No metas las narices en la basura.
No me molesta la idea de ser una perra,
más me molesta la idea de que una perra se levante
un día siendo humana,
pobre criatura.
Me siento con mi elote en un andén y pienso en
Hunza, en el peto, la mazamorra del Claret
y no siento nostalgia, siento llenura.
Si todos somos hijos del maíz es la respuesta que
no busco pero que me encuentro en la tusa.
Igual, puede ser que a esta hora una ballena esté
desayunando en su casa un tazón de
cereal mientras mira un documental sobre mi vida
y, con ese consuelo, retaco el pasaje del bus que me
lleva ni puta idea a dónde
porque no conozco esta ciudad.

 

 

ANTONIO SOLANO

  

 

… y esta pequeña lluvia que me acompaña.

Alejandra Pizarnik

 

 

A lo mejor yo inventé esta mirada de peldaños
cuando veía sólo el barro en mis zapatos.
Pero es que había barro también en las rodillas,
supongo que por reunir los pedacitos que quedaron
después de tanto incendio de semillas.
A lo mejor es que no miraba
que el barro lo arrojaban desde un pozo,
enfangando el piso, los bordillos, las aceras.
Ahora sé que aquellos barros se alzaron hasta el viento
y llenaron oficinas, y portales y conventos.
El aire repartía cenagales
que apagaban las caricias y los besos de las madres.
Espacios enormes embarrados
sosteniendo la voluntad de nuestras piernas,
dominando desde su recia enredadera
hasta el azul tristísimo de tardes de domingo.
Pero siempre llueve en algún momento,
aunque demore y ya ni nos moleste
el olor a muerto de esta selva sepultada.
Siempre llueve y amanece,
y la luz y el agua revela en mis zapatos
la bondad de un nuevo lustre
y el arbitrio de sus pasos;
en mis manos las caricias albas
y el sol sobre las selvas sepultadas.

A lo mejor yo inventé la primavera.

 

De: “Los motivos del ventrílocuo”

 

 

ÁGATA NAVALÓN

 

 

 

Día 15



Mañana habrá tormentas.
No podremos escondernos en el fondo de la piscina,
hacer ejercicios de peso y sentarnos en el fondo,
colocarnos en la zona solárium y escuchar reguetón,
imaginar que queda un rincón donde quepamos,
y poder decirte,
que creo,
a pesar de la inmovilidad de los negocios,
de la obra del supermercado,
de la mujer vigilante,
de este silencio de mediodía,
que la mayoría del tiempo pienso que te amo.

 

 

De: “Piscina del oeste”

 

 

XAVIER RODRÍGUEZ RUERA

 

 

 

Espiral



Viajo melancólico
por un país en que son
de arena las columnas,
y en que los pájaros,
tiznadas sus alas por el vuelo,
regresan cada tarde a casa
cabizbajos, con un periódico
gris doblado bajo el ala.
Los niños despiertos
chapotean en los charcos
con sus botas de agua.
Los más afortunados
recogen moras en las zarzas,
o ven al caracol cruzar
la hoja con el lento
cabeceo de los barcos,
dejando tras de sí estelas de plata.
Sobran entonces motivos
parar pensar
que la pared que nos separa
de la infancia es frágil
como la página que la escritura
recorre en espiral.

 

De: “Las consecuencias”

 

BLANCA RIESTRA

 

 


 

A la vuelta de la esquina
te espera el reconocimiento final
el vendaval negro, luminoso
el socavón definitivo
el crimen acerbo

pero nada anuncia
nunca nada
sobrevuela
una calma cenagosa
la pesadez de lo detenido
que no avanza

  

De: “All Things Must Pass”

 

 

VICENTE VILLARROCHA

 

 

 

Como costumbre
otra vez, hoy
ha resultado ser un día
completo.
Me acuesto,
lleno de ilusiones.

  

De: “Ya no escribo versos por la noche”

 

lunes, 10 de febrero de 2025


 

LINA ALONSO

 

 

 

Agosto 30

 

 

Tengo un buen presentimiento.
Subo y bajo andenes al gusto.
Hoy murió Gorbachov,
ayer besé a un pelado que se sabe el nombre de los árboles,
antes de ayer se mató C.

Perdón,
pero todo se me antoja en su sitio.
Incluso esas extranjeras que viajan por el mundo para escapar de ellas mismas.
No terminé de leer la Reforma Tributaria,
no sé en qué va la guerra en Ucrania,
ni me sé el nombre del más reciente feminicida.

Solo sé que hoy le siguieron metiendo billetes chimbos a la tomba que cobra por no hacer su trabajo, y eso, que los chimbeen, me parece absolutamente consecuente y por eso hermoso.

La gente blanca seguirá enamorándose de la gente blanca y tranquila, y no puedo hacer nada para que eso cambie porque muy pocas veces se quiebra el pacto de clase.

Por ahora, seguiré subiendo y bajando andenes al gusto y que la guerra siga desollando margaritas. Me tiene, a esta hora, bajo este preciso sol, sin cuidado.

Perdón.

 

 

ANTONIO SOLANO

  

 


Mi ignorancia luminosa
es el sol
que amanece como tú en mi seno

Clara Janés

 

 

Si supiera un idioma
donde el pecho signifique
paz sea conmigo,
como ahora que reposa
leal mi cabeza
en tus orillas.
Si pudiera rezar
como recé de niño y
eludir rodar por el vacío,
con el miedo apretado
en severa admonición
entre la sien y la almohada.
Si supiera una oración,
un dios te salve garganta,
un llena eres de rabia
que espetarles a los culpables
de la voz llena de sal
y la tristeza en las coderas.
Si supiera unir
el desesperado grito
del viento y la corola,
del niño y los abrazos,
del pan y la ceniza,
del cero y las esferas;
si abrasara el mundo un silencio vegetal
como alimento,
entonces
sólo Dios sería el enigma.

 

De: “Los motivos del ventrílocuo”

 

 

 

ÁGATA NAVALÓN

 

 


 

Día 13 – Excursus 4

 

 

Escribo sobre los caminos de la tierra entre parques para perros y niños.

Escribo en el agua que refleja el perfil de los edificios altos.
Escribo sobre lo que vuela entre los pentagramas de la composición de los audios
que se envían y se eliminan. Escribo en el polvo de los coches.
Escribo y no se puede interpretar.
Es imposible comprender estas letras
que voy haciendo,
arañando los muros de camino a la piscina,
la Piscina del Oeste,
pero no voy a hacer una letra más clara,
solo se comprenderá si se recorre este camino
bajo el calor, el fuego,
los lugares que renombraron y que no muestran las fotos.
Entre lo arañado y su significado hay una plegaria.
Creo que eres tú,
el hombre al que amo.
Porque estoy en la Piscina del Oeste
y sé que aún te amo.

  

De: “Piscina del oeste”

 

 

XAVIER RODRÍGUEZ RUERA

 

 


Los bosques de enero

Al niño y al muchacho que fui, que soy.

 

 

Muchacho que asustado
aún está. Te veo todavía
construyendo ciudades.
Te comprendo. No ha resultad
sencillo encontrarte.
Quise perderme con el viento.
Abrí ventanas imposibles
de cerrar cuando más tarde.
En cada rostro, un hogar
donde creí poder permanecer,
quedarme.
El frío dentro. El fuego
afuera. La soledad.
Hoy he venido y te he hallado
íntimo, aquí, conversando
con los obreros que transportan
palabras.
Hoy quiero decirte
que puedes descansar.
Traigo piedras, cristales,
maderas puras que he recogido
para ti en los bosques de enero.

 

 

De: “Las consecuencias”