Mi ignorancia
luminosa
es el sol
que amanece como tú en mi seno
Clara Janés
Si supiera un idioma
donde
el pecho signifique
paz sea conmigo,
como ahora que reposa
leal mi cabeza
en tus orillas.
Si pudiera rezar
como recé de niño y
eludir rodar por el vacío,
con el miedo apretado
en severa admonición
entre la sien y la almohada.
Si supiera una oración,
un dios te salve garganta,
un llena eres de rabia
que espetarles a los culpables
de la voz llena de sal
y la tristeza en las coderas.
Si supiera unir
el desesperado grito
del viento y la corola,
del niño y los abrazos,
del pan y la ceniza,
del cero y las esferas;
si abrasara el mundo un silencio vegetal
como alimento,
entonces
sólo Dios sería el enigma.
De: “Los motivos del ventrílocuo”
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