brazo
anterior al líquido.
elijo mirar antes de tender el párpado en la cara
el agujero en mi cabeza se calienta
-¡papá! ven y mírame.
Versión de Roberto Amézquita
"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
brazo
anterior al líquido.
elijo mirar antes de tender el párpado en la cara
el agujero en mi cabeza se calienta
-¡papá! ven y mírame.
Versión de Roberto Amézquita
Circular
La
calle está trazada con pasos circulares,
llena
de hombres que andan rodeando su historia.
Es
un miedo a vivir, a cruzar desvividas calles
y
tener que buscar nuevas palabras,
nuevas
geometrías a sus pasos.
Es
asfixiar el aire para aferrarse al hombre
cuando
es tan sencillo ser hombre
y
agradecer la gran suerte de su tristeza.
Este
golpe de oxígeno que vuelve,
tras
completar su vuelta definida,
lo
recuerdan y no parece golpe
pues
recordando entienden de algún modo.
No
quieren sobresaltos, sino órbitas exactas,
sentimientos
atados a una inercia.
Con
un sol que comprenden y les alumbra
van
celebrando sus dominios,
la
redondez de sus ojos y boca,
la
forma monetaria de unos senos.
La
calle está ahogada por sus pasiones circulares,
y
nadie duda ya si son pasiones.
Construyendo el porvenir desde la historia
Para Amín, Mary y
Mayté.
El
viento juega con la historia de tu nombre
entrevera
la sangre antepasada
con
el presente infinito que te yergue
por
encima de mil incertidumbres
y el
porvenir colmado de certezas.
Cantos
de alondra matinal, luces del alba,
tus
pregones susurran una oración de amor
para
alumbrar días, vientos, años y senderos
y
descubrir irremplazables secretos ancestrales
que
marcan desde el pretérito tus signos renovados.
Tu
padre a su manera guió tus pasos
junto
al amor materno del insomnio
y
ahora tú abrazas a tu hija para mostrarle el mundo,
ese
vaivén insaciable de reflujos, como el mar,
para
afirmar nobleza, presencia innegable de tu estirpe.
Como
a todos mis hijos, he cubierto de sol las tempestades,
construido
oasis para enfrentar desiertos indeseados.
El
mundo es un espacio siempre increado
y
cada uno lo construye a su manera,
juego
de sueños y colores, amor con formas milenarias.
La
vida es juego de espejos que nos signan.
Anhelo
un porvenir que apenas se perfila
para
darle a tu nombre esencia renovada.
El
horizonte se enciende al descubrirle a tu palabra un azul inviolado
que
alumbra el porvenir, la nueva historia de tu nombre y su linaje.
De: “Desafío contra el olvido”
Aprendizaje
Se
ha encendido una luz de emergencia en tu memoria.
Porque
el olvido es un recuerdo sin sombra y sólo hay
sombra
en lo que existe o en lo que permanece
levantado.
Derriba
esa sombra que te hace llorar en sueños y
aprende
el lenguaje de las luces invisibles.
Ella y él
Gestos aletargados,
labios
ausentes del beso,
manos
dejando incertidumbre en la piel.
Ella
tiene la desolación en la carne.
Él
lo sabe y finge que no.
A
Ella no le importa la lujuria.
A Él
no le importa la melancolía.
El
deseo y la tristeza
están
más desnudos que sus cuerpos.
Juegan
a no saberlo. Juegan…
Ella
le inunda el sexo de llanto.
Él le inunda la boca de Él.
De: “Pájaro de piedra”
huele la noche
a
chasquido de labios
a
humus de travesti
a
semen de policía
a
dioses sin sueldo
a
granadas y bang bang
a
sida/enfermera pútrida/diente de oro
a
droga
a
dinero prestado
a
proscritos padres sin suerte
a
exguerrilleros aburridos
a
soldados atormentados
a
tristes payasos comiendo trigo en un trigal
a
pies torcidos/cumbia progresiva/aleluyas
a
llantos en la esquina y lágrimas entre el vómito
Capítulo de novela
Pertenezco
también a esta ciudad,
creo en la ficción que encarna,
el sueño de alguien que no se reconoce
y se busca incesante en los espejos.
Pienso en lo que alimenta a estas calles
en el atardecer donde caminas,
única amiga de estos años reales,
al salir de un film que retrata
a dos trashumantes buscando empleo,
escribiendo absurdos sonetos
acerca de la risa que nos provoca un diálogo de sordos
o el viajar en un anacrónico Austin-Mini.
Pertenezco también a esta ciudad,
mas algo nos une y separa del abismo,
de cuartos vacíos y sombras
que se encuentran un instante
en lo que está más allá de nosotros.
Entre nosotros
Añoro
la ceguera que es un punto de luz.
Bebo
de la memoria como otros
del agua de las fuentes, de los vasos
de la antigua liturgia.
Después
de mucho tiempo
ahora vivo despacio, sin intimidaciones,
sin que pueda la noche ganarme en sutileza
ni la muerte en sigilo.
Soy
el hombre que no ha salido nunca
de los alrededores de su mano, el que se ha hecho
perdonar por la nieve
y el que anda por las habitaciones
preservando en silencio la sustancia
de su felicidad.
Quien
para guarecerse
necesita los nombres de todos los que ha sido,
recordar las palabras con las que cada día
ha vivido o ha muerto.
La historia
In memorian Rosa
Casal
Junto a un apeadero de tren, ya fuera de servicio.
Bajo el inmisericorde sol, un verano cualquiera,
un corro de muchachos apalean a un perro
y apuestan por saber cuál será el golpe
con que el juego concluya.
Cuando desaparecen,
aburridos,
el perro, que se traga su sangre, aún consigue arrastrarse
hasta la sombra, y allí queda tendido, sobre la vía muerta.
En la imposible noche de un pabellónde enfermos,
la oscuridad ya sólo un dolor cómplice,
alguien, sin salir de su asombro, pasa recuento al mundo,
imagina la vida fuera de esas paredes, no comprende
que la música, el amor y la lluvia le hayan acontecido
a su cuerpo de hoy día.
Y mientras tanto, fiel,
al gotear del suero mide el tiempo.
Sobre el puente de piedra de una ciudad extraña,
cuando el alba se acerca desafecta,
una mujer invoca sus íntimos fantasmas,
que son, uno tras otro, el mapa de la vida.
(Entretanto, y hacia ninguna parte, el agua fluye oscura).
Supo posible la breve recompensa de la dicha,
y hoy pueden más el tedio y el cansancio.
Más tarde el agua lleva, indiferente, un cuerpo.
Y la ciudad lo ignora.
Todas estas escenas son mis contemporáneas.
Tal vez alguien advierta una razón final
que logre atribuirles un sentido.
Yo no acierto a encontrarla.
Antes bien, me parecen delirios estériles
de un contumaz borracho que sueña nuestras vidas.
MICROGRAMAS DE NIEBLA
7
Melancólico
llora
el Otoño que un lecho
se prepara con hojas.
De: “Huésped de la eternidad”
Geología
Conversación entre un peregrino y un
funcionario público, cerca de la ciudad de Shangai.
“Déjelo ir”, me dijo.
“Ni siquiera lo intente.
Renuncie a toda esa búsqueda,
esa inútil geología.
La poesía no sirve para nada.
Tampoco haga de su canto
un himno, dirá más trigo
y pan duro del montón.
Mi consejo, amigo mío,
es que se mantenga firme
en su carrera diplomática
y escriba relatos para la corte,
para la gente simple, no versos
destinados a todos esos ermitaños
que terminan muertos de hambre,
solos dentro de una montaña.
Sigamos, amigo mío,
las antiguas tradiciones
y sumémosle ladrillos de dignidad
al enorme tapial de la historia”.
Mientras el funcionario público
decía esto yo le daba una palmada
en el brazo, dándole toda la razón.
“De qué servirá la poesía, mi señor,
como de qué servirá una taza, un imperio,
una persona soñando bajo la luna.
Por mi parte, yo no necesito defender nada.
Los espíritus del caracter están vivos.
Mis caracteres no siguen a la tradición
porque el carácter es la tradición
y la tradición es poesía
Ahora me tengo que ir,
me gustaría llegar a casa
antes del otoño.
Usted sabe cómo se ponen los caminos
después de las grandes lluvias”.
Era muy niño
Era muy niño cuando descubrí
que la gente se moría.
Eso
no lo he olvidado nunca;
siempre está presente en mí.
mi
vocación es la espera
quiero esperar ocho horas al día
a que en silencio regrese a casa
quiero esperar aviones trenes autobuses
y decir en un coche compartido
vivo de esperar su regreso
mi titulación es lo mal que pronuncia mi nombre
mi salario son sus manos después de tanto tiempo
aún ásperas y rugosas y muy frías
digo: cruzaría a pie un continente
si el final fuera el principio de su cuerpo
digo: no hay esfuerzo que no merezca
la vergüenza de besarme en público
espero impaciente la noche en que reconozca que me quiere
espero impaciente a que un funcionario me dé su apellido
espero impaciente la mañana de invierno en que muramos juntos
o el
día en que por fin elogie mi paciencia: este talento
de mantener siempre los brazos extendidos
para que nadie olvide cuánto espacio ocupa
la
danza no es del cuerpo — el rostro inicia las vocaciones en la tragedia de
los dialectos.
pero es en los pies que la danza tuerce el desino.
— murmuran: la danza existe antes de los peces,
en las grandes máquinas antes de la distribución de las larvas.
en
el libro se veía la enfermedad que padecen mis manos.
Versión de Roberto Amézquita
Homenaje vertical
A Roberto Juarroz
I
Echamos
fuego al agua
y
apagamos la transparencia.
Así
quema el hombre la claridad del mundo
y la
prende de silencio.
El
temblor humano del fuego,
el
estrépito de una voz abriéndose,
enmudece
cualquier palabra.
Al
fuego le basta con arder.
II
No
hay palabra más cierta que otra.
Se
aprende a callar con los años,
aunque
parezca que hablemos.
Se
nace sin palabras.
Y
con todas las palabras rotas nos vamos.
Y
sin embargo,
aunque
vivir sea enmudecer,
existe
un placer original en el silencio
que
justifica todos los silencios.
Dame tus cantos infantiles
Para Michel
El
árbol nace a los pies
de
cada niño
para
hacer su destino
con
caricias perdidas
y
llanto desolado
o
con el grato rumor del viento
que
recorre incansable el universo.
Dame
tus cantos infantiles
para
domar mi historia
que
no sabe por dónde
recomenzar
la vida,
a
veces,
a
pesar del tiempo acumulado.
Siempre
los fuegos fatuos
nos
torturan,
tuercen
destinos y senderos,
andamos
así
buscando
sin destino preciso
el
horizonte.
Entre
tu sonrisa perenne
y el
sueño nocturno
que
te dibuja el horizonte,
descubriré
uno a uno
los
colores que la bruma esconde
y el
espacio infinito de la dicha.
De: “Navegante de sueños y utopías”
Miedo
Ella
no tenía coche por miedo a que se estropeara.
Ella
no tenía casa por miedo a no poder pagarla.
Ella
no viajaba por miedo a no regresar.
Ella
no tenía amigos por miedo a la decepción.
Ella
no quiso tener hijos por miedo a no poder ser madre.
Ella
no tenía amor por miedo a desenamorarse.
Ella
no tenía ilusión por miedo a desilusionarse.
Ella
no tenía sueños por miedo a despertar.
Ella
no tenía vida por miedo a morir.
De: “La caja china”
http://lacajachina.blogspot.com
Lecho de nieve
A Robert Walser,
quien murió sobre la
nieve
Rumor de hojas sus pasos.
Camina
invisible dejando huellas sonoras.
Viene
de lejos, va sin prisa.
Es
la sombra de un espantapájaros que susurra en la noche.
Viene
entre los crujidos del viento, es la voz rota del espejo.
Movimiento
sin volumen que avanza entre la quietud.
Viene
desnudo, sin piel,
en
busca de la espesura.
Camina
lento.
Es
su tiempo desencarnado.
No
hay espacio
entre
su transparencia y la solidez.
No
hay caminos.
Instante
y eternidad
nievan en su cuerpo.
Cabaña (Rocas de Santo Domingo)
La nudosa madera de apariencia casi humana
posee un centenar de vidas inimaginables
donde las noches son blancas, como el oleaje marino.
Su presencia nos lleva de vuelta a lo real
y de noche cruje y se lamenta: ¿quién la hará revivir?
En su fisonomía nos aventuramos hacia otros destinos.
Frágil
memoria de estos días huidizos
déjanos depositar en ti esta rara quietud
de estar una vez más envueltos en una misma piel.
Calle con árboles
Caminamos a tientas,
el aire de la noche
empuja las palabras que nos cuesta decir,
las conduce de tu boca a la mía.
Tal
vez el mismo aire que eleva las plegarias,
los temores legítimos,
esa llama atrapada todavía
en el estrecho círculo de la conciencia.
Cae
a un lado y a otro la oscuridad en copos de los árboles.
Por
encima del hilo donde un pájaro calla,
sobre un cielo tan bajo que refleja
todo lo desvalido de este mundo,
va pasando el silencio de una nube,
su poco de agua dulce.
A
esta hora,
cuando los hombres duermen,
el silencio de las casas habitadas
cae sobre el silencio de las casas deshabitadas.
La
calle brilla entonces
como los días de lluvia,
quizá como los ojos de los muertos recientes.
Tu obra
Tú,
el que vive con plenitud la obra; que ha colmado en ella todo su gozo; el de
los ojos ávidos sobre el paisaje extraño; el de las manos suaves sobre la flor
y el nido; el de los labios frescos a la caricia del fruto.
Tú,
que arrancas la belleza que te rodea para desbordarla en tu obra, gran
felicidad es la que tienes. Has tejido con tus manos la seda escondida de las
cosas y en tu obra humilde o brillante, han de estar lo cristalino del río y lo
armonioso del vuelo.
Has
plasmado en tu pobre carne que destrozará la muerte, un soplo de eternidad y de
luz.
Tu
polvo ha de perderse en los caminos, tal vez se vuelva ciénaga con pestes en
las entrañas, o lodo que mancha los pies del niño alegre que va cantando a la
escuela. Eso serás tú, tu pobre carne; pero tu obra, si la vives con plenitud,
seguirá siendo clara en el río y armoniosa en el vuelo. Tu obra es soplo
eterno.
VII
Flor
cortada, ya no es flor;
canción
que no canta el pueblo
¿cómo
puede ser canción?
De: “Coplas proverbiales”
Bosque de bambú
A partir del carácter 笛 (dí, flauta), que puede ser de bambú (竹).
A través de ella (田) se
hace pasar el aire para que suene.
Puertas que se abren dentro del bosque
me invitaban a entrar.
No era la caña retorciéndose
entre los bambúes secos,
caídos sobre los vivos, no.
Eran todas esas puertas
que debería haber abierto
para entregarme al picaporte
oscuro de tu corazón.
A veces, en el recuerdo
de esa tarde en la que pasamos
por el bosque sin dejar huella,
me encuentro con tu sombra.
Charlamos y nos reímos
sin pensar en el regreso.
Y el pan nuestro
Sólo
conozco de ti
la sonrisa gioconda
con labios separados
el misterio
mi terca obsesión
de desvelarlo
y avanzar porfiado
y sorprendido
tanteando tu pasado
Sólo conozco
la dulce leche de tus dientes
la leche plácida y burlona
que me separa
y para siempre
del paraíso imaginado
del imposible mañana
de paz y dicha silenciosa
de abrigo y pan compartido
de algún objeto cotidiano
que yo pudiera llamar
nuestro
Hechizo
Solo
quien lleva años
observando
desde la barca
día
y noche la orilla
aproximarse
lenta,
llegado
por fin
un
día a la orilla,
no
baja de la barca
y
corre tierra adentro,
sino
que
se
sienta junto al mar,
hace
un dibujo del agua.