Circular
La
calle está trazada con pasos circulares,
llena
de hombres que andan rodeando su historia.
Es
un miedo a vivir, a cruzar desvividas calles
y
tener que buscar nuevas palabras,
nuevas
geometrías a sus pasos.
Es
asfixiar el aire para aferrarse al hombre
cuando
es tan sencillo ser hombre
y
agradecer la gran suerte de su tristeza.
Este
golpe de oxígeno que vuelve,
tras
completar su vuelta definida,
lo
recuerdan y no parece golpe
pues
recordando entienden de algún modo.
No
quieren sobresaltos, sino órbitas exactas,
sentimientos
atados a una inercia.
Con
un sol que comprenden y les alumbra
van
celebrando sus dominios,
la
redondez de sus ojos y boca,
la
forma monetaria de unos senos.
La
calle está ahogada por sus pasiones circulares,
y
nadie duda ya si son pasiones.
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