Tu obra
Tú,
el que vive con plenitud la obra; que ha colmado en ella todo su gozo; el de
los ojos ávidos sobre el paisaje extraño; el de las manos suaves sobre la flor
y el nido; el de los labios frescos a la caricia del fruto.
Tú,
que arrancas la belleza que te rodea para desbordarla en tu obra, gran
felicidad es la que tienes. Has tejido con tus manos la seda escondida de las
cosas y en tu obra humilde o brillante, han de estar lo cristalino del río y lo
armonioso del vuelo.
Has
plasmado en tu pobre carne que destrozará la muerte, un soplo de eternidad y de
luz.
Tu
polvo ha de perderse en los caminos, tal vez se vuelva ciénaga con pestes en
las entrañas, o lodo que mancha los pies del niño alegre que va cantando a la
escuela. Eso serás tú, tu pobre carne; pero tu obra, si la vives con plenitud,
seguirá siendo clara en el río y armoniosa en el vuelo. Tu obra es soplo
eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario