sábado, 26 de julio de 2025


 

CARLOS MARZAL

 


 

La caverna

 


Estas llamas azules que crepitan 
en medio de la casa, maternales, 
este fuego vigía que sostiene 
convulso, el corazón de la madera 
y sacrifica en caridad su entraña 
mientras nos acogemos al amparo 
que prodiga el hogar, 
tal vez proyecte 
en la pared, ilusas, nuestras sombras. 
De espaldas a la cierta luz del día, 
quizá nos complacemos en tinieblas 
sin sospechar que exámine reflejo 
somos de otro reflejo evanescente. 
Reclusos de contento en la impostura, 
somos los prisioneros más extraños. 

No obstante, en este claustro reina un orden, 
hay un talento de habitar las sombras, 
un saber desvalido salvaguarda 
la paz inconsistente en que vivimos. 
Esta caverna equívoca es la casa 
que hemos logrado alzar en la caverna, 
nuestro reino de infancia entre las cosas, 
nuestro maduro fruto en el espacio, 
la terca geometría inteligente 
que ha vuelto la apariencia en su morada. 

Frente a esta chimenea, sin reposo, 
se estremecen eternas las figuras 
de quienes nos habitan clandestinos 
sobre el muro desnudo. 

Demos gracias 
por no alcanzar la luz que vive fuera 
y estar a puro sol con nuestra imagen. 

 

 

JOSÉ MÁRMOL

 

  

Táctica de vuelo (IV)

 


Water evacuation es, a ciencia cierta, una cuestión de probabilidad. El sudor te inunda, de ansiedad, la palma blanquecina de las manos. Es señal de madurez, y precaución, prestar oído atento a las recomendaciones de seguridad. En 30 segundos, antes de despegar, al Padrenuestro sumas una fugaz versión de tus memorias. Un árbol, un juguete adorado, un amigo leal, una playa lejana, un viento sabio que deja la huella de la duda en la inocencia. Los ojos tremendos de la niña amada, sumergidos en cuencas de ámbar y esmeralda. Land evacuation es, quizás, la probabilidad que acerque la escena al espectáculo. Rastros de audífonos del iPod del muchacho nacido en New Jersey. El pantalón vaquero zurcido a la rodilla de la niña que a los 12 ya conocía varones y soñaba con hondos paraísos del éxtasis y el crack. El laptop de la Dell que muestra en pantalla la foto en familia del ejecutivo que se calcinó. El número de asiento, la maleta negra de un miembro de la tripulación. Life vest under your seat. Mientras, empiezo a caminar, letra por letra, El último encuentro de Sándor Marai, y el A 300 zumba por el espinazo blando del vacío.

 

De: “Torrente sanguíneo”

 

JOSÉ HOMERO

 

 

 

Cuanto

 

 

                                                                     no tiene sentido hablar

                                                          de si una partícula subatómica

                                                      tiene

                                                                 simultáneamente

                                                                        una posición exacta

                                                                        un momento exacto

 

Las cosas deben decirse

                      a su momento

dice

       y desvía la vista

   Elegirse elegido es vicio

Cada cosa en su momento

   Cada gesto en su sentido

el abandono

          el gozo

                           la túnica tonada que ciñe y cambia

                 amante en amado

                                  y muda silente en sílaba salada

               la sola sirena de la lengua que ama

         lame y no llama

              pero sí enciende

              con distinto sentido el mundo

Lo que se dice no cubre

    Lo que descubre no hace

                                                        Bajo las matas

                                                        En los pajonales

                                                        Sobre los puentes

                                                        En los canales

                            La mirada y su urdimbre de intenciones

                      las manos  los labios insinuando

                                         otro sonido

                    el borde dentado del sentido

                                                                       cuando el aire la alcanza con sus lenguas

    ¿Es un espacio

                              un momento?

                  ¿ese lugar

en movimiento

              un sentido?

¿un universo donde te encuentras

   invertida

no vestida

                  ahí donde te alcanzan las miradas

           ondas

        círculos tocándote?

no es en la noche lo inquietante

    el techo arriba

constelado

                              es lo que mueve al navegante

si va buscando y no es

                                          buscado

       Los sentidos impelen

          llevan al territorio

      donde ella ríe

toca sus pómulos con los índices

          tira de sus comisuras

        y promete

                    de cada cosa hablar a su momento

El mundo existe como una red de signos

El computador muestra en su abdomen

     el rumor del sentimiento

        el despliegue de los guiños

                                  el acomodo de los intestinos

        agitación de sus humores

                                             la convicción de lo probable

      Hay una torpeza en movimiento

Decir las manos cuyas alas

                                  rumbo tienden a su boca

O hablar de un futuro como quien la costa otea

de la mar de sus cabellos

    oir los ecos

                               (el hueco rumor de las sirenas) 

          de las citas

         Ese momento

en que se halla y no se rasga

             la piel de los sentidos

                    propone

             un sentido

                                    pospone

              una cita

Deja que a través de la mirada su cuerpo reconozca

mientras la lluvia con tordos mensajeros anuncia su llegada

y él se marcha

                                                       serio silente desolado

    vencido por señales tan sombrías

                                que los chips no reconocerían

                                       esa ocurrencia

                      que no tiene momento ni lugar

               aunque suceda

 

 

 

CHRYSTIAN ZEGARRA

 

 

 

Marginal 

                       …mixing memory and desire

                                                     T.S. Eliot

 


La sangre habla

Desde un fragmento de mi lengua subalterna.

 

Un árbol removido de raíz,

Libera el movimiento de objetos atrapados

En esta malla.

(No hay castigo para las víctimas del tacto).

 

Poema que transita por un rastro de plomo,

Sobre huesos que cubren la tierra que expira,

Y mezcla deseo y memoria,

En una voz enferma, desmembrada.

 

Mi cuerpo carece de órganos:

Cicatrices usurpan el lugar de manos, piernas, garganta.

La sangre se desplaza por el borde de mi boca,

Hasta inundar la frontera de este campo de ceniza.

 

Mi lengua no conoce de acrobacias;

Una navaja se apresta en este instante a silenciarla.

 

De: “Escena primordial y otros poemas”

 

MARÍA MARTÍNEZ BAUTISTA

 

  

Año nuevo

 

Algunos hacen ritos
para evitar que el barco naufrague todavía.
Porque temen la ola inesperada.
Temen la tempestad ingobernable.

Otros tan solo esperan la mañana.
Merecen la mañana más que nadie.

 

 

ANNA AYANOGLOU

 

 

 

Eclipse de combate

 


Vilnius es esta luna
que me protege de los rayos de fuego
contra los cuales, en los días mezquinos
a pesar de todo, yo lucho.

 
Cada año, algunos días
me coloco bajo su protección.

 
En la sombra que ella proyecta
se calman los lugares ardidos.

 
En la sombra que ella protege,
nuevamente desnuda
puede reverdecer mi alegría.

 

De: “Sensations du combat”

Versión de Audomaro Hidalgo

viernes, 25 de julio de 2025


 

CARLOS MARZAL

 


 

Meditación abstrusa

  

 

Es extraño. 

Si trato 
de recordar el fuego de las noches sagradas, 
un verano violento -como cualquier verano-, 
con su luna de sangre y crepitar de brasas, 
recuerdo esa violencia y la felicidad, 
recuerdo el fuego, pero aquí no está el fuego, 
aunque yo sé que ardía en esas noches. 

Resulta sorprendente. 

Si vuelvo atrás la vista, 
hacia nuestras reuniones, sé lo que confesamos, 
rememoro el ingenio de los viejos amigos, 
puedo escuchar la risa, 
y esa desesperanza 
de la que se alimenta cualquier joven, 
porque se sabe fuerte, invulnerable. 
Y, sin embargo, aquí, en la presente noche, 
nadie se ríe ya, y la desesperanza 
no es siempre un alimento adolescente. 

Es curioso. 

Si miro 
las páginas de un libro, o esos rostros 
que hablan en la pantalla y nos conmueven, 
yo sé que nunca fueron, como sí sé que fueron 
mi fuego y mis amigos, 
son palabras que nadie ha pronunciado 
al margen de esos libros, son los rostros 
de quien prestó su rostro a quien no existe, 
y sin embargo están en esta misma noche, 
y son y me acompañan y me ayudan. 

Lo que parece eterno en la memoria 
ha dejado de serlo, y lo que nunca 
vivió en nosotros mismos es nuestra eternidad. 
Es extraño, es curioso, es sorprendente: 
no estoy del todo en mí, y cuando acudo 
a lo que debí ser, todo ha cambiado. 
Estoy donde no estoy, y en lo que no soy yo, 
y hasta en no importa dónde, 
y hasta en no importa cuándo. 

 

 

JOSÉ MÁRMOL

 

 

 

Táctica de vuelo (III)

 


Surcar los aires hondos con pájaros de fuego

es una osadía y tú lo sabes bien.

Somos tan pequeños, me decías dormida,

duramos el soplido de una fragilidad.

Déjate pasear por misterios y delirios;

apenas quedarán territorios de aflicción.

Somos tan pequeños.

Delgadísimos y débiles, tal vez,

como un niño que grita sabiéndose nacer,

una hebra de ilusión de la nada prendida,

un pétalo de hastío tirado al lodazal.

Desde su arrogancia,

todo parece al hombre tan fútil, tan destruible.

Este caballo griego, tú lo sabes, es una belleza

creada y fundida seis mil años después,

por unas manos ácidas que anunciaron las tuyas.

Lo vi. Espigado y sereno me miraba

en la sórdida vitrina de una tienda en Nueva York.

Déjate llevar por lo que habría de ser.

La certeza ya no pasta en el prado de los dioses.

La muerte ha sido siempre antesala del vacío,

su hálito de hielo no se puede retrata.

 

De: “Torrente sanguíneo”

 

 

 

JOSÉ HOMERO

 

 

 

Literatura rusa

 

 

Las coincidencias cesan de ser coincidencias

Los objetos encontrados dudan entre la correspondencia

o el indicio paranoico

No debió morir Joseph Brodsky

y no tenía tampoco por qué escribir sobre su obra

Supongo que al decidirlo convoqué tu aparición

No había reparado en el Elemento

Que no sólo está en Venecia y el recuerdo inmemorial del primer cordado

También en mis lecturas sobre creaturas marinas

no sé si recuerdas que en ese mesón de cantina en algún momento hablamos

del lenguado el rodaballo el extraviado

No advertí tu emblema

La especularidad que es también agua

esa inversión donde la cópula o los signos cristianos

Un dato más sería que es cuaresma

y sufro justamente cuando todo exige ser de agua

Un dato más sería que este año es bisiesto

Hubo un cometa

y una lluvia de estrellas esa madrugada del veintiséis de enero

un mes justo antes que nos encontráramos

En fin    podríamos encontrar explicaciones tan raras que la cabeza nos dolería pues

comenzar a pensar sobre el origen implica perderse

tanto como pensar si todo ha ya acabado si podremos recomenzar si nos veremos en

cinco años y nos precipitaremos en brazos del otro

significaría no parar nunca

¿Por qué no pensar sobre el Ser de ya no ser nada?

Este fue un amor de casa de muñecas

bajo un corazón de rojo vidrio

en una habitación de estrellas simuladas

amarillas como si el mundo aún estuviese recién formado

y nosotros fuésemos

pequeñas creaturas arrebujándose en una cueva

en un camastro de edredón amarillo

Donde una niña aún yace

Muñeca rusa

cuyas sonrosadas mejillas temí herir con mis labios agrietados.

De algún modo surgió Ana Ajmátova

La extraña maga que confió su secreto a Brodsky

y es curioso que para hablar de ti evocara una imagen

del brujo confiando en su aprendiz

esa historia está en Blavatsky que también fue rusa

Ordenando periódicos descubrí unas cartas de amor de Tsvetaieva

Por supuesto nada tienen que ver con nosotros

O sí

Porque en otro periódico hubo un ensayo de Brodsky sobre ella

Porque Ajmátova pensando en ella dijo

Cada quien está un poco de visita en esta vida

      Vivir es una costumbre

O también porque estas palabras

Si todo lo hace el destino

y no el azar

“No habrá ni tu voluntad ni la mía.

no habrá ni podrá haber un tú y un yo

Dicho de otro modo: todo esto no tiene ni valor ni sentido”

Aunque parecen inscritas en el frontispicio de nuestro relato

Y de este modo Tsvetaieva, Ajmátova, Brodsky, incluso el poema de Walcott sobre

Mandelstam que Rivas me leyó la otra mañana,

cónsones se encuentran con nosotros

Y porque te quería comentar estos detalles

He marcado tu número telefónico una y otra vez desde las dos de la tarde

Cada cinco minutos

Cada cinco minutos

Esa voz metálica dilatándose por la casa vacía podría ser mi voz

llamándote desde el sueño

pues el silbato no ha sonado

Si sientes una mirada detenida sobre tus cejas

Si cuando frunces el ceño recuerdas cómo me gustaba ese gesto

y una mañana eliges cierto brassier que ya todos conocen pues reverbera en el poema

Puede ser que esté soñando y te visite

llamando: hay alguien ahí hay alguien ahí

                                      por favor contesten

sabiendo que por siempre he de girar en el vacío

como esos astronautas escandidos de su nave

satélites de sangre hueso deseo y carne

en busca de otro cuerpo de hueso carne deseo y sangre

cuyos reclamos inundan nuestros sueños

una y otra vez nuestros radios nuestros telégrafos

para recordarnos que hay cuerpos sin descanso

pasiones sin respuesta

que no cuenta el tiempo

que algunas cosas vuelven

¿Qué

acaso

tu teléfono no suena?

¿O una

extraña interferencia

quizá el nudo que siento en la garganta

lo ha descompuesto?

No importa

Sólo quería que supieras

Que aún alguien por ahí busca un teléfono de monedas

diciendo

“Operadora, ¿podría esperar un minuto en la línea?

No puedo leer el número que me ha dado,

algo en los ojos me molesta,

igual que cuando pienso en la mujer que creí me salvaría”

De pronto advierto que al fin y al cabo ha sido bueno no hallarte

pues escribí este poema

y estoy tan feliz

que marco tu número para celebrarlo

coloco mi mano sobre el teclado digital

y tarántula tentaleo como cuando uno se desliza por la tabla ouija

en espera que un fantasma conteste

 

 

 

CHRYSTIAN ZEGARRA

 

  

 

Estado de sitio

 


La locura del hombre que apedrea gatos

desde el punto de mira de su balcón oblicuo

hace que la luz de la cuadra

se disperse en un espectro de gritos de felino

mientras los vagabundos

y los poetas sin oficio

ni hospicio

                       ni siquiera reciben

el trazo del golpe

                       o el impacto

de la pedrada

 

El asesino de gatos es sólo una más de las tantas imágenes

                       que han invadido la ciudad

(como las cruces negras y los nichos anónimos)

y se ubica de preferencia en los balcones

 al filo de la tarde

cuando todos se refugian en salones de clausura

y murallas que resisten el olor a podredumbre del afuera

 

El ASESINO al igual que el VERDUGO el ASALTANTE o el SICARIO

dispone ahora de un plan maestro de exterminio:

abre tuberías y desagües de la ciudad

para que las ratas huyan libres por esquinas y veredas

y tropiecen al más mínimo descuido

    entre las garras de los gatos

 

Entonces el hombre apedrea

          gatos

                              vagabundos

                      &     

               poetas

para que la demencia no altere la maleza de sus sentidos

para que las gentes de los interiores

 (cuando la mañana despunte

y se cuele otra vez

como tenía en el estómago)

encuentren cadáveres frescos para saciar su hambre

en cada basural de los callejones

 

De: “Cinema de la crueldad”

 

MARÍA MARTÍNEZ BAUTISTA

 

 

  

La noche los derrota



Tras los ojos cerrados de los niños
hay visiones de muerte.
Extensas sombras en los muros blancos
y serpientes febriles.
La noche los derrota.
Oyen volar las flechas como enjambres de acero
y oyen mamá está muerta.
Palpan la cama y sienten el sepulcro.