Táctica de vuelo (IV)
Water
evacuation es, a ciencia cierta, una
cuestión de probabilidad. El sudor te inunda, de ansiedad, la palma blanquecina
de las manos. Es señal de madurez, y precaución, prestar oído atento a las
recomendaciones de seguridad. En 30 segundos, antes de despegar, al Padrenuestro
sumas una fugaz versión de tus memorias. Un árbol, un juguete adorado, un amigo
leal, una playa lejana, un viento sabio que deja la huella de la duda en la
inocencia. Los ojos tremendos de la niña amada, sumergidos en cuencas de ámbar
y esmeralda. Land evacuation es,
quizás, la probabilidad que acerque la escena al espectáculo. Rastros de
audífonos del iPod del muchacho nacido en New Jersey. El pantalón vaquero
zurcido a la rodilla de la niña que a los 12 ya conocía varones y soñaba con
hondos paraísos del éxtasis y el crack. El laptop de la Dell que muestra en
pantalla la foto en familia del ejecutivo que se calcinó. El número de asiento,
la maleta negra de un miembro de la tripulación. Life vest under your seat. Mientras, empiezo a caminar, letra por
letra, El último encuentro de Sándor
Marai, y el A 300 zumba por el espinazo blando del vacío.
De: “Torrente
sanguíneo”
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