viernes, 18 de abril de 2014

VÍCTOR BIDÓ


 
Elegía de la madre que se va

 

El hueco llama desde el rondo
y mamá se va de viaje
y mamá llora desolada.

El silencio aguarda las lágrimas
y he de contemplar las atribuciones.
Quedo sacrificado al deseo,
atónito ante la impotencia
o el cuerpo herido de mi cuerpo.

Los puños se crispan y de ellos
una llamarada, una cuerda oscila
entre el pasado y mi derrotado presente.
La cuerda me llama a la consumación,
en su anillo un torrente de madres
crujen como un cristal.
Yo tan inane vuelco la desgracia
con un golpe en el aire,
como una imprecación baladí.

El hueco llama desde el rondo
y mamá se va de viaje
y mamá llora desolada.

¿Cómo abrirme las venas pobladas de sollozos?
¿Cómo no herir el ojo indiferente?

Hay tanto dolor en una madre desolada,
tanta la violencia que morir es una ofrenda.
¿Cómo batir el impulso cuando se desgarra el alma?
Estas piedras son testigos,
piedras encendidas que se pudren
de tanta angustia.

Ya sabrás mi cuerpo el dolor
de una madre que llora desolada.

Lo peor, ver partir a mi madre
cuando el hueco llama desde el fondo


 

Del libro Poemas de la tortuga


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