jueves, 30 de agosto de 2018

ROSA ESPINOZA




  
Abismos

Todo comienza cuando el abismo te devuelve la mirada…
Nietzsche F.



En una esquina, con el sol en pleno
y el aire sobre el rostro,
sabiendo que la vida ha sido buena:
el abismo.
Todo se empaña
una esquirla filosa punza el corazón
tañido de sordina.
Entonces caes, caes, caes
no hay final en la caída, no hay azote,
sólo un vértigo
el vuelo que es aire,
soplo en la garganta
sofoco.
Confundiste volcadura con entrega,
atajada estás en la oquedad,
nada te conforta
ni mirando al cerro azul
detienes la caída.
En una esquina, con el sol en pleno
el aire sobre el rostro de un paisano
que no sabe si la vida es buena:
el abismo.
Mira lejos, piensa en la distancia
no en heridas, sino en hambre
en el trágico concurso de sus tripas.
Entonces, cae, cae, cae
vive péndulo,
en la buena voluntad
que mendiga las conciencias.
Toca el piso que es su cama
soba un cristal que es muro
palpa su mano y es tierra.
Su apetencia es un piélago
distancia profunda
interminable, avasallante.
Pero no detiene el derrumbe.
Vivir es la bestia del vacío.
Es una caída.
Sin Adán y sin manzana
Arruiné un amor.
Era una manzana perdida en la rama de un árbol.
Pendía sola sin esperar que la desearan.
Cayó al suelo rindiéndose ante
una ráfaga débil, una ventisca.
Ahora es alimento de gusanos.
Pronto será polvo
sustancia inútil de la tierra.


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