Naufragios
I
Lo
primero en morir son los anillos,
en
alguna brazada perdí el mío
de
hierro con que halaban a un buey en la tierra.
Ya
no me queda seña de ningún matrimonio.
No
tengo encima nada tejido por mi madre.
Como
si no hubiese nacido de mujer
no
hubiese amado a alguna
obedecer
al agua es olvidarlas por una más antigua.
II
Todas
mis cartas las ha acabado el agua.
No
me deja poner más que los nombres,
no
he podido escribir el amor que me siento.
Cada
hoja pesa más
escribirla
me deja más cansancio.
Los
nombres justos apenas los he dicho,
no
he entendido la vida.
Si
alguna virginidad me queda es ésa.
III
El
lado zurdo de la noche se vuelve el lado zurdo
en
los espejos. Sus tatuajes se hacen inteligibles.
Bermudas
es de las algas y no del Commonwealth,
los
mapas se equivocan, se equivocan los libros.
IV
Yo
no he querido mirarme en los espejos
y
saber que una mano escribe en la ciudad aquella
una
carta inconclusa donde apenas me nombra.
Hay
en la tierra una ciudad cercada por los pinos,
una
batalla bajo el sol entre pinos y casas.
Hay
diez cuerpos entrando a una playa
y la
ferocidad de sus muslos es otra guerra más.
Mis
pulmones son odres que bate la corriente
mientras
los pinos avanzan sobre la ciudad,
avanzan
los cuerpos por el agua.
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