miércoles, 4 de mayo de 2016

MARIANELA PUEBLA



  
Habitada



Estoy habitada por pájaros y golondrinas
que vienen y van llevando memorias.
Roces de alas vagan mis lugares
produciendo ráfagas celestes que asoman por mis pupilas.

Estoy habitada de nombres conocidos y extraños
que exigen ser nombrados aún en mis sueños.
Pasos de niños me circundan cuando las sombras
se deslizan furtivas bajo mi puerta
dejan sus huellas, profunda caricia de nostalgias.

Estoy habitada me lo dice el silencio interrumpido,
cada anochecer voces del pasado se lamentan
y caminan mis emociones con pesadumbre.
Gaviotas hacen su hogar y rumorean tertulias en mis oídos
ellas bulliciosamente se apropian de mis alegrías.

Estoy habitada, la casa de mis sentimientos
ha sido tomada cuando dormía, cuando los sueños
invaden mi almohada, ellos penetraron mis paredes,
abrieron las ventanas y ocuparon mis espacios y silencios.
Nadie ha pedido permiso, soy mujer sin dueño,
perdida bajo la palidez de la luna menguante,
y me han tomado por asalto.

Hay pisadas que despiertan mis sueños,
desordenan mi casa, trajinan mis cosas,
abren viejos baúles y sacuden sus memorias
que cubren el presente con su polvo cósmico.
No puedo detener tanto bullicio, tanto ir y venir
mientras yo, impávida, trémula de inquietud
Abro los ojos, despierto a la vida, y los desalojo
hasta llegar la noche.

Ahora les he tomado cariño, no pueden abandonarme
sería un barco sin tripulantes, abrazado por gélidas olas.
Manos de luz me habitan y me dan apoyo
tienden su transparencia y abrazan mis temores y lamentos.
Consciente de sus presencias, estoy habitada.
Sí, soy un aleph, habitado infinitamente por recuerdos.

¿Cómo podría deshacerme de ellos si forman parte de mi existencia?




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