martes, 31 de enero de 2023

CARLOS CALERO

 

 

 

Última deuda

  

Algunas veces, memoria, te he desobedecido.
Por eso me has dicho: imposible, no tendrás autoridad para adularme; nos engañaste. Imposible evadir el ojo de mi demonio, los subterfugios: la palabra existe, personifica el eco donde persiste la memoria.
En el espacio de los dedos se produce el milagro. Truénalos, son tuyos, poéticamente tuyos; pero también es nuestro dilema.
Tu corazón no te pertenece, es parte del fuego, tierra, agua, aire, magia, igual a un espíritu y su paradoja.
Con el asedio del abismo invoco a Sísifo; invoco al demonio para taponarlo sin desvelos.
No verás el reino, no será tuya mi sandalia, no vas a condenarnos. Nos has dejado la poesía como último recurso de lo que se nos entregó como juez y parte de lo heredado.


 
 

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