Yo soy Chito
La
primera vez que supe de los coyotes
Fue
en un libro llamado (en japonés) Animales
de Seton para niños y niñas
Ahí
encontré a Lobo el rey lobo, carneros, una familia de jabalíes, conejos con
cola de algodón y mapaches, pero eran las historias del sabio coyote las que me
gustaban más
Leía
el libro una y otra vez, una y otra vez, me enseñaba la sabiduría de los
conejos, lobos, jabalíes salvajes, pero nada sobrepasaba a la sabiduría del
coyote
Tito
fue criada por humanos, constantemente inmovilizada por una correa
Nadie
la amaba, la molestaban hasta hacerla huir
Ella
aprendió a sobrevivir
Correr
por su vida con sus cachorros en el hocico
Intentando
alejarse de los perros y de la gente
Leí
sobre ella una y otra vez, una y otra vez
Había
un mapa de América en el frente del libro con pinturas de animales donde las
historias tomaban lugar: coyotes en las planicies centrales, lobos en el
suroeste y el norte, en el resto había conejos de algodón, jabalíes y perdices
Durante
mi infancia, eso era América para mí
¿Dónde
quedó ese libro? Ya no vivo en la casa de mi infancia, ni siquiera en la misma
ciudad, ni en el mismo país, perdí mi lugar ahí, perdí personas y relaciones,
casi pierdo a otros, perdí mi lengua, pero ¿qué hay sobre ese libro que leí una
y otra vez, una y otra vez?
Debí
haberlo perdido también
Recién
el otro día
lo
busqué en Amazon
y
apareció justo ahí, y lo ordené de inmediato
Lives of the Hunted, se
llama en inglés
Publicado
en 1901, reimpreso en 1967
Llegó
a mi casa
Un
libro antes de librería, con la palabra descartado impresa en él con grandes
letras, probablemente la librería no lo quería porque las historias son
demasiado crueles para la juventud de hoy, en estos días los niños están
acostumbrados a matarse unos a otros en el mundo virtual, y aun así, las
historias son demasiado crueles, una madre coyote estaba dando a sus cachorros
su leche, los lamía cuando los cazadores la asesinaron, sus cachorros huyeron
hacia su guarida, solo para ser arrastrados fuera, uno a uno
Así
es como el libro lo describe:
Incluso a esta edad había cierta
individualidad de carácter entre los cachorritos. Algunos de ellos chillaron y
algunos de ellos gruñeron mientras los arrastraban para morir. Uno o dos
intentaron morder. El que había sido el más lento para comprender el peligro,
había sido el último en alejarse, así que estaba hasta arriba de la pila y por
tanto fue el primero en morir, y ahora está acurrucado hasta abajo. La que fue
la primera en percatarse del riesgo se había retirado primero y ahora estaba
agazapada hasta abajo de la pila. Fríamente y sin remordimientos, los otros
fueron matados uno a uno, y entonces esta prudente cachorra parecía ser la
última de su familia. Permaneció perfectamente quieta incluso cuando la
tocaron, sus ojos mitad cerrados, como si, guiada por el instinto, intentara
jugar a las “estatuas de marfil”. Uno de los hombres la levantó. Ella no chilló ni se resistió.
Ni
chilló
Ni
se resistió…
El
libro estaba en inglés, pero podía leerlo rápidamente
Pues
recordaba al japonés
Que
había leído una y otra vez, una y otra vez
Todos
los cachorros de coyote fueron asesinados
Solo
una sobrevivió, una sola cría
Arrojada
con sus hermanos muertos a un costal y llevada a la granja
En
el original, los cazadores la nombran Tito
Por
eso era que yo sospechaba haberlo leído en una traducción antigua, no se podía
esperar que los niños de Japón de entonces pudieran pronunciar un sonido
desconocido como ti, pero esa era la versión que me había llegado
Así
que para mí, el nombre siempre fue Chito
Yo
siempre fui Chito
Wow-wow-wow-wow-wow-w-o-o-o-o-o-o-w
Recuerdo
su voz
Cuando
era niña, leía el libro una y otra vez, una y otra vez
Así
es cómo lo describe el libro:
un anhelo innato para cantar
Sus
canciones eran
un anhelo de cortos ladridos
mezclados con lloros dolorosos
Wow-wow-wow-wow-wow-w-o-o-o-o-o-o-w
Así
es como lo describe el libro:
cuando el sol se ocultó ella sentía el
impulso de cantar aquella canción salvaje del Oeste que tanto significa para
los Coyotes. No es la invención de un individuo ni del presente, fue construida
del sentir de los tiempos todos y los Coyotes todos lentamente.
No
sé si recuerdo el japonés correctamente
No
es divertido hacerse grande, olvidar todas las cosas importantes como aquella
No es la invención de un individuo ni
del presente,
fue construida del sentir de los tiempos
todos y los Coyotes todos lentamente y
Sus
experiencias todas enfatizaron para esa
vieja idea del “bajo perfil”―
que es permanecer callada, discreta, y esconderse
cuando halla peligro a la vista
Esas
fueron las cosas más importantes que aprendí de niña
La
sabiduría de Chito
Cómo
sobrevivir
Mirando
el libro recordé porqué
Vine
a este lugar llamado América
Las
cosas más importantes que aprendí de niña
Estaban
en ese libro que leí una y otra vez
Quizá
las perdí por un tiempo
O
solo las olvidé
El
destino de los animales, sus vidas y muertes
Sus
vidas sobre las llanuras, y mi vida también
Chito
fue asesinada una y otra vez
Pero
cada vez volvía a la vida
Los
humanos tenaces, persistentes, la mataban
Ella
los engañaba y era engañada de vuelta
Ella
esparcía sus heces, entraba en calor
Entre
más la cazaban
Más
aparecían las cosas dentro de foco
En
otras palabras, todas las cosas que ella pensó durante el camino
No
la invención de un individuo ni el presente
Sino
lentamente construir los sentimientos de todos los Coyotes de todas las edades
Era
por Chito
Por
Chito
Que
abandoné mi casa, compré un boleto de avión
Y
vine a este lugar
Había
alguien a quien apenas conocía, apenas y guardaba su esencia
Y
aun así seguí a mi nariz y lo perseguí
Encontré
un cuarto, renté un coche
Y me
quedé los tres meses de permiso sin visa, pensé que intentaría quedarme
Cuando
la gente me pregunta porqué vine, decía
Soy
poeta, vine a aprender las tradiciones de los americanos
Nativos
Y
era verdad
Pero
ni yo sabía lo que quería saber
No
sabía a dónde ir
No
sabía a quién preguntar
Era
terrible hablando con la gente en mi lengua nativa, así que en inglés era casi
imposible, no podía ni decirles quién soy (me tomó décadas decirlo incluso en
japonés)
Pero
la verdadera razón por la que vine
Era
porque quería encontrar un coyote
Quería
aguzar la audición y escuchar su aullido
Verberando
con sequedad sobre los caminos, por la oscuridad de la noche
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