"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 31 de julio de 2018
PERE GIMFERRER
Relato a dos voces
Las cercas derribadas humean con un seco llamear
en Morelos
se apagan las luces
se interrumpe la proyección Under the Volcano
entre vigas crepitantes
reses huyendo sangre en las estrellas
tiran con bala
una casaca y un fajín
en el palacio de Maximiliano
una casaca vacía los lebreles del viento
el viento lleva rosas heridas por las calles de Morelos
el corcel blanco sin jinete
san Jorge o Azrae!
sus ojos enamoran qué pedrería azul
la luna desplaza suavemente sus témpanos
el cielo mueve su lencería rosa
en los ojos vacíos de Zapata
El álbum de fotografías
la susurrante luz de invernaderos
lamparillas rojas de verbena
invitados vean la muerte de Zapata
earth of Spain-
muerto en las sierras de Teruel
rosas de escarcha nieve en los ojos cerrados
la nieve reverbera en los ojos abiertos
país de la blancura
manos de nieve oprimen mi corazón como una rosa
se ha abierto la blancura todo existe país de las más olvidadas músicas
la sensación de estar en una ciudad extranjera
con las primeras- luces nítidas y la lluvia primaveral
y la difusa percepción de la irrealidad de nuestros sentimientos
la inutilidad de un beso y unas dulces pestañas en la tenue luz de veladores
la sensación de estar solo en el campo al atardecer
el silencio en los cines las tardes del colegio
el país de los lápices de colores
Flechas y Pelayos montan guardia junto a los luceros
incendiaron el jacal de los hermanos Zapata
besos de fuego en la noche
al miliciano herido le velan las ondinas de la nieve
y a lo lejos el ángel del incendio estremece sus alas cristalinas
vidrio al rojo crisol de la memoria
en abanico abiertas las imágenes
las ametralladoras abrían fuego en abanico
llegaba a clase calado hasta los huesos
pleins feux sur l'asssassin lluvias de primavera
pleins feux sur l'assassin de Emiliano Zapata.
Las cercas derribadas humean con un seco llamear
en Morelos
se apagan las luces
se interrumpe la proyección Under the Volcano
entre vigas crepitantes
reses huyendo sangre en las estrellas
tiran con bala
una casaca y un fajín
en el palacio de Maximiliano
una casaca vacía los lebreles del viento
el viento lleva rosas heridas por las calles de Morelos
el corcel blanco sin jinete
san Jorge o Azrae!
sus ojos enamoran qué pedrería azul
la luna desplaza suavemente sus témpanos
el cielo mueve su lencería rosa
en los ojos vacíos de Zapata
El álbum de fotografías
la susurrante luz de invernaderos
lamparillas rojas de verbena
invitados vean la muerte de Zapata
earth of Spain-
muerto en las sierras de Teruel
rosas de escarcha nieve en los ojos cerrados
la nieve reverbera en los ojos abiertos
país de la blancura
manos de nieve oprimen mi corazón como una rosa
se ha abierto la blancura todo existe país de las más olvidadas músicas
la sensación de estar en una ciudad extranjera
con las primeras- luces nítidas y la lluvia primaveral
y la difusa percepción de la irrealidad de nuestros sentimientos
la inutilidad de un beso y unas dulces pestañas en la tenue luz de veladores
la sensación de estar solo en el campo al atardecer
el silencio en los cines las tardes del colegio
el país de los lápices de colores
Flechas y Pelayos montan guardia junto a los luceros
incendiaron el jacal de los hermanos Zapata
besos de fuego en la noche
al miliciano herido le velan las ondinas de la nieve
y a lo lejos el ángel del incendio estremece sus alas cristalinas
vidrio al rojo crisol de la memoria
en abanico abiertas las imágenes
las ametralladoras abrían fuego en abanico
llegaba a clase calado hasta los huesos
pleins feux sur l'asssassin lluvias de primavera
pleins feux sur l'assassin de Emiliano Zapata.
ANGEL CRUCHAGA
El canto de los
mares solos
Somos la remembranza de la tierra vencida.
Necesitaba Dios nuestro vaivén profundo
que era ritmo en sus venas y en su carne florida
la invencible y eterna melodía del mundo.
Nuestro vigor es fuerza de estrellas y raíces.
Los árboles nos dieron sus moribundos bríos.
Soñamos en las claras y enormes cicatrices
que abrían las soberbias quillas de los navíos.
Como un collar perdido de piedras fabulosas
las estrellas nos hieren en nuestro sueño esquivo.
Somos la sangre turbia de las difuntas cosas;
el grito gutural del hombre primitivo.
En nuestra rebelión de temblores y nervios
el eco de la tierra que se murió podrida.
¡Oh, mástiles sonoros; oh, navíos soberbios
llevados por los vientos primeros de la vida!
¡Qué nuevos argonautas verán el vellocino!
En un dolor horrendo tiemblan nuestros ciclones
queriendo revivir el difunto destino
que fue sangriento y hosco como un tropel de leones.
Sabemos dónde estaban las estrellas, sus rastros
quedaron en nosotros. Con dulzura de abuelo
iremos sobre el agua colocando los astros
que desprendió Jesús con su mano del cielo.
Seremos un vigor enorme y tenebroso.
En nuestras olas vibran inmortales tormentas,
la voz del Cristo rueda semejando un sollozo
lanzado de la cruz hacia los Cuatro vientos.
Somos la remembranza de la tierra vencida.
Necesitaba Dios nuestro vaivén profundo
que era ritmo en sus venas y en su carne florida
la invencible y eterna melodía del mundo.
Nuestro vigor es fuerza de estrellas y raíces.
Los árboles nos dieron sus moribundos bríos.
Soñamos en las claras y enormes cicatrices
que abrían las soberbias quillas de los navíos.
Como un collar perdido de piedras fabulosas
las estrellas nos hieren en nuestro sueño esquivo.
Somos la sangre turbia de las difuntas cosas;
el grito gutural del hombre primitivo.
En nuestra rebelión de temblores y nervios
el eco de la tierra que se murió podrida.
¡Oh, mástiles sonoros; oh, navíos soberbios
llevados por los vientos primeros de la vida!
¡Qué nuevos argonautas verán el vellocino!
En un dolor horrendo tiemblan nuestros ciclones
queriendo revivir el difunto destino
que fue sangriento y hosco como un tropel de leones.
Sabemos dónde estaban las estrellas, sus rastros
quedaron en nosotros. Con dulzura de abuelo
iremos sobre el agua colocando los astros
que desprendió Jesús con su mano del cielo.
Seremos un vigor enorme y tenebroso.
En nuestras olas vibran inmortales tormentas,
la voz del Cristo rueda semejando un sollozo
lanzado de la cruz hacia los Cuatro vientos.
EZRA POUND
Zapatillas negras:
Bellotti
En la mesa de más allá,
tras haberse quitado las zapatillas de ante,
con los pies enfundados en medias blancas
y cuidadosamente posados sobre una servilleta,
ella conversa:
En la mesa de más allá,
tras haberse quitado las zapatillas de ante,
con los pies enfundados en medias blancas
y cuidadosamente posados sobre una servilleta,
ella conversa:
«Connaissez-vous Ostende?».
La gorjeante dama italiana en la otra punta del restaurante
replica con cierta altivez,
pero yo espero pacientemente
a ver cómo Celestine vuelve a ponerse las zapatillas.
Se las pone con un gemido.
La gorjeante dama italiana en la otra punta del restaurante
replica con cierta altivez,
pero yo espero pacientemente
a ver cómo Celestine vuelve a ponerse las zapatillas.
Se las pone con un gemido.
Versión de Javier Calvo
GUSTAVO OSORIO DE ITA
2.
Vuelve
aquel que prometió una conquista inmensa.
Su
tropa mermada lo sigue
Pero ha
vuelto solo
Su
caballo viaja veloz pues su carga es ligera.
El que
vuelve sin gloria
Nada vale
para el mundo
Y
aquella que él deseaba lo esperase,
Más
cruel que el mundo entero,
Le ha
negado la mirada.
Murmura:
“Tu
muerte habría sido mejor noticia.
Ni
siquiera te reconozco.”
ROLANDO REVAGLIATTI
Sopita
Vos
crema
de garbanzos
no sos
sopita
y sos
mi sopa
preferida
Así es la vida
incluso
la mía
(espesa)
aunque
es también
—oh,
resonancias
fulgores
distorsiones—
sopita.
De: “Sopita”
LEIDY BIBIANA BERNAL
Cuerpo a la intemperie
Quien acaricia un
cuerpo, lo transforma
en un río.
en un río.
Benjamín Prado
Se volvió sombra entre sus manos.
No era
a quien aguardaba.
Lo
desnudó como buscando a otro,
quizá
oculto entre la ropa.
Un
cuerpo a la intemperie
de sus
ojos que no lo ven.
Indagarlo
o dejarlo allí, esperando,
fijaría
la misma ausencia en su mirada.
Sin
poder inventar un nosotros,
se fue
con su desierto y lo dejó allí,
esperando que lo convirtiera en río.
lunes, 30 de julio de 2018
YVES BONNEFOY
VI
Y la
belleza del mundo se inclinó allí
En el susurro del cielo nocturno,
Ella reflejaba su cuerpo en el agua atrapada y traviesa,
que se ramifica entre las piedras.
Ella acercaba su boca y respiro
a aquellos ojos de él sin luz. A ella le gustó
la retirada de su túnica aún cerrada
lisa bajo la espalda el pecho aún más claro,
el día estaba rompiendo a tu alrededor, en el espejo, y el sol
plegaba tu nuca desnuda con una niebla roja.
Pero ahora
aquí estoy fuera de la casa en la que nada se mueve
ya que ella no es más que un sueño. Voy, dejo
en cualquier lugar, contra un muro, bajo las estrellas,
este espejo de nuestras vidas . Que el rocío
de la noche se condense y fluya sobre la imagen.
En el susurro del cielo nocturno,
Ella reflejaba su cuerpo en el agua atrapada y traviesa,
que se ramifica entre las piedras.
Ella acercaba su boca y respiro
a aquellos ojos de él sin luz. A ella le gustó
la retirada de su túnica aún cerrada
lisa bajo la espalda el pecho aún más claro,
el día estaba rompiendo a tu alrededor, en el espejo, y el sol
plegaba tu nuca desnuda con una niebla roja.
Pero ahora
aquí estoy fuera de la casa en la que nada se mueve
ya que ella no es más que un sueño. Voy, dejo
en cualquier lugar, contra un muro, bajo las estrellas,
este espejo de nuestras vidas . Que el rocío
de la noche se condense y fluya sobre la imagen.
de Lo que fue sin
luz, Gallimard
JULIETA MORENO
Ave migratoria
El
sentimiento de escape afloró por dentro
vomitamos
la fe en nuestros centros laborales
comenzó
el período de urgente migración
aprendimos
los viajes
el
comportamiento de las nubes nos marcó el camino
vimos
casas color hospital
poblaciones
saqueadas
dejar
nidos abiertos, pájaros llorando es la cruz
hijos
repartidos por los árboles
nunca
aprenderán a volar
no
conocerán sus raíces
mamá
dijo que las lágrimas se acaban
cuando
no quedaban llantos nos tomamos de las manos
conmemorando
a los que olvidaron la ruta
haber
conocido el vuelo implicó abrir una herida ascendente
y con
su nombre se inauguraron los naufragios
ya no
hay carreteras habilitadas
somos
autoexilio
destierro
segregación
somos
migración
abrimos
el pecho en el momento del traslado
para
encontrarnos en la miseria misma
se
quebraron las estaciones del año
las
paradas de autobuses no tienen fecha de retorno
las
crías esperan
mandamos
algo de cariño epistolar
pero el
dolor gana
el
dolor siempre persiste
en un
latido constante acompasando maquinaria pesada
en una
fábrica cualquiera
en un
país que no es el nuestro.
ANA ROSETTI
Nunca
más, oh no, nunca más
me prenderá la primavera con sus claras argucias.
Desconfío del tumescente
gladiolo blanco, satinadas pastas
de misales antiguos.
Parece una mortaja de niño,
su apariencia es tan pura
que, sin malicia, lo exponemos
a la vista de muchachas seráficas.
Y sin embargo, qué hermoso señuelo,
jamás halló Himeneo instructor más propicio.
Ya visita, de noche, silente, las alcobas,
se introduce en los sueños
y despierta a las vírgenes con dura sacudida.
Nunca más, oh no, nunca más
me prenderá la primavera con sus claras argucias.
De: "Los devaneos de Erato"
me prenderá la primavera con sus claras argucias.
Desconfío del tumescente
gladiolo blanco, satinadas pastas
de misales antiguos.
Parece una mortaja de niño,
su apariencia es tan pura
que, sin malicia, lo exponemos
a la vista de muchachas seráficas.
Y sin embargo, qué hermoso señuelo,
jamás halló Himeneo instructor más propicio.
Ya visita, de noche, silente, las alcobas,
se introduce en los sueños
y despierta a las vírgenes con dura sacudida.
Nunca más, oh no, nunca más
me prenderá la primavera con sus claras argucias.
De: "Los devaneos de Erato"
TANIA SALINAS
Sitio en reconstrucción
Suturas
en el sexo
menos
en la memoria.
Los
ecos púbicos
se
propagan
como la
luz,
pero no
para aclarar.
Cuando
mayor capacidad
tiene
el foco de la esperanza
menos
probabilidades tiene el olvido.
Estoy pataleando
en el esperma amputado,
temblando
en la oscuridad que no me deja leerte con las manos,
durmiendo
con todos los hombres que me excitan las ganas de borrarte,
porque
me has dolido la existencia
al
punto de querer salvarme
y decir
basta.
EZEQUIEL CARLOS CAMPOS
Los países
Todas las palabras
que debía decir
se han transformado
en estrellas.
Guillame Apollinaire
Todas
las noches veía el cielo.
Cerraba
los ojos y enfocaba a las estrellas,
así
como mi amigo me dijo
para
simular un telescopio.
Algunas
eran más grandes que otras
según
veía.
Trazaba
geografías imaginarias
y
kilómetros intransitables.
Recordaba
los relatos antiguos
de
países antiguos
y
enfocaba mis recuerdos para ser parte de ellos.
Una
estrella me contaba historias.
Otra
quería que la escuchara.
Pasaba
de una estrella a otra:
aquella
era Roma, la otra Grecia,
ésta
Estados Unidos,
aquellas
Rusia,
China,
Egipto, Turquía,
y en la
que estoy parado México.
Mi
sueño era viajar por todas las estrellas,
por
todos los países.
MARGIE HABER MUSTRI
Nuestro juego eterno
Yo soy
tú
Eres
juguemos
a ser
que
éramos transparentes o de un material tan ligero que
cambiábamos
o éramos TODO
como
en los sueños en que sueño contigo
pero tú
no eres tú sino
Yo
yo
soy
yo
soy él
ahí
estás
Tú eres
él, sí, él el
de la gorra no el
otro pero
también
él
Yo soy
ella, la que se quedaba con él, pero también soy él
Sí
se vale ¡que sí! es un juego
además yo inventé
aTodos
así que
sí me la creen
Tú
tus
bemoles
tus
aceitunas solas o con pan
tus
que
son tú
el
güey que se parece a ti
Todos
(cada uno)
todos
van y chingan a su madre
a
la suya
a todas
las que son tú
(y
sí puedes ser tú y tu madre, no me discutas)
Yo sí
yo
y
qué
Yocontodolomío
mi
pimienta mi sal-mi
café
mis
manías
el
gimnasio (y el que gruñe como león al levantar pesas)
todos
los gordos que soy
Mi
mohín (también la palabra “mohín”)
y
chingo a mi madre junto con ellos
los
que soy
Tú eres
ese viejito ese el más
jodido
eres tus labios tan
eres de
esos viejitos que mastican eternamente
aunque no estén comiendo
tan suaves agresivos insulsos
o de
los que se quitan los dientes para comer
eres esos ojos que
sólo
ellos eres
sólo ellos te son
eres el
niño que parece señor
el
que está horrible
Tú
tus
ojos MÍOS
No, yo
pedí ser primero yo soy te
jodes y eres
y tus
manos fuertes los lunares que parecen
jugadores
de
football
tus
ojos cuando son chiquitos
inmensamente
chiquitos
y míos
tú eres
esa viejita encabronada
y
yo la otra
soy la
otra
la
gorda
yo soy
el pelón pero tú también
Sí, sí
puedes ¡que sí! te digo que sí puedes ser los dos
Eres
todos
yo
inventé el juego
tenía
tus ojos pero tus manos y todo era mío ¡nome importa!
me vale
madres la teoría del gen dominante
ok
tenía
chinos y era zipi zapo pero entonces tenía
tu narizota
yo lo
inventé
¡Te
chingas!
no
yo
tú lo
sugeriste pero yo inventé ser
si
quieres podemos jugar a que tú lo inventaste
pero yo
lo inventé
yo
te inventé
Tú me
hiciste me desdibujaste
tanto-tan lánguidamente
Tú
nariz con que me palpas entera (antes o después
del
beso)
hasta
quedar tan pinche loca
tú loca
tuloca
Tú
TUUUUUUUU tú tú tú tú
bueno,
yo pero Tú
dame
es
mío-eres mío-el beso tú y yo somos
siempre
lo hemos sido ¡me vale!
Tú eres
(ya vas
a empezar) siempre empiezo
te toca
Yo soy
Tú
Tú eres
Ya
empezaste a jugar ahora te
quedas a mis horas eternas
Todos
Yo
toda-tú-tan-tuya (mínimamente
(sólo
cuando me abrazas)siempre)
TODO
mío
domingo, 29 de julio de 2018
ERNESTINA YÉPIZ
El mensajero
La
tarde entera se guarda
entre
las alas grises,
la
cabeza y el pecho rojo carmesí
de un
hermoso pájaro carpintero,
que en
honor a su noble oficio taladra
el
añejo tronco del cedro cobrizo
—trasplantado
al patio de mi casa
desde
los mismísimos bosques
de las
tierras rarámuris—
que en
sus raíces alberga
las
cenizas de mi abuelo.
Ahí,
ahí, el pajarillo bicolor
pretende
asentar su nido.
E
impresionada por su belleza
y su
destreza en el arte
del
tallado de las finas maderas,
me
quedo viéndolo por largo rato.
Al
verse descubierto vuela,
pero al
día siguiente
viene
de regreso.
Han
pasado no sé cuántos días desde entonces
y se le
ha vuelto costumbre
ya no
solo picotear el cedro
y demás
árboles del jardín,
sino
también las puertas
y el
marco de las ventanas,
por lo
que temo deje la casa en ruinas
y peor
aún se le ocurra confundirme
con
alguna de las vigas del techo.
CARMEN GONZÁLEZ HUGUET
10.
Amor,
eres lo único que tengo,
agua que entre mis dedos se diluye,
que cuanto más persigo, más me huye,
por más que mi penar sin fin prevengo.
Tenaz tormento que al latir sostengo,
casa en la arena que el azar destruye.
Lunar marea, medra y disminuye
la herida de vivir que en ella vengo.
Rota de sed, desnuda y calcinada,
mi boca tu veneno dulce bebe
y bebe tu palabra alucinada
mi oído fiel. Cautiva en tu mirada
se me queda la piel enamorada
del borbotar templado de tu nieve.
agua que entre mis dedos se diluye,
que cuanto más persigo, más me huye,
por más que mi penar sin fin prevengo.
Tenaz tormento que al latir sostengo,
casa en la arena que el azar destruye.
Lunar marea, medra y disminuye
la herida de vivir que en ella vengo.
Rota de sed, desnuda y calcinada,
mi boca tu veneno dulce bebe
y bebe tu palabra alucinada
mi oído fiel. Cautiva en tu mirada
se me queda la piel enamorada
del borbotar templado de tu nieve.
De: "Ausencia"
ALBERTO AVENDAÑO
Declaración amorosa
Levanto
mi mandíbula colmada de estrellas
y
brindo por tus besos
¿qué
besos?
Levanto
mi lengua repleta de estiércol
y
brindo por tus caricias
¿qué
caricias?
Levanto
mis manos tomando lirios secos
y aúllo
a tu cuerpo
¿cuerpo,
dónde?
Levanto
mi cráneo lleno de mariposas,
agarro
tus hombros y muero en tus labios
¿qué
labios?
De: “Para cantar bajo la lluvia”
MARIO BOJÓRQUEZ
Casida de la angustia
I
Un
ácido durazno
una escaldada lengua de durazno
un picante y ardiente y amargo y picante durazno
en la escaldada lengua, oh tristes,
eso es la angustia.
una escaldada lengua de durazno
un picante y ardiente y amargo y picante durazno
en la escaldada lengua, oh tristes,
eso es la angustia.
¡Ah!
sonrisa estudiada, aligerada, ensayada en el espejo
de lo que no digo.
¡Ah! estúpida respiración despepitada, oprimida, deletreada
veneno inocuo
ulceración.
de lo que no digo.
¡Ah! estúpida respiración despepitada, oprimida, deletreada
veneno inocuo
ulceración.
Qué
frágil corazón para el que sufre angustia
qué lenta máquina, qué desastrada
y lenta máquina es el corazón.
qué lenta máquina, qué desastrada
y lenta máquina es el corazón.
II
No
conoció la fiebre
mi lengua no conoció la fiebre
no se alzó enardecida para un canto febril
sólo un cantar alegre
oh tristes
sólo un cantar alegre
cantaba mi lengua en su canción.
mi lengua no conoció la fiebre
no se alzó enardecida para un canto febril
sólo un cantar alegre
oh tristes
sólo un cantar alegre
cantaba mi lengua en su canción.
III
Este
veneno ya estaba en mí
en mi sangre
antes de mí, mi sangre ardió,
antes de mí, mi sangre envenenaba a otros,
mi padre y su padre y sus abuelos, todos heridos
hasta el principio primordial.
Todos ardían como yo
todos arden conmigo.
en mi sangre
antes de mí, mi sangre ardió,
antes de mí, mi sangre envenenaba a otros,
mi padre y su padre y sus abuelos, todos heridos
hasta el principio primordial.
Todos ardían como yo
todos arden conmigo.
IV
Pero el
veneno escalda la lengua más feliz
¡oh, tristes!
¡oh, tristes!
Hablo
de mí, sólo de mí.
De: “Diván de Mouraria”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)