El cabalista
Cada
vez que observo los caballos,
pienso que Dios descansó el séptimo día
y en su sueño se vio a sí mismo,
despertó, pero olvidó los rasgos y los pormenores.
Quedaba, eso sí, una vaga imagen del sueño:
¿Una constelación, una ecuación,
una bestia olvidada?
Entonces
creó al caballo, a partir de su recuerdo,
y vio que era bueno y hermoso,
casi tanto como él mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario