"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 30 de septiembre de 2022
ARTURO CAMACHO RAMÍREZ
La
desconocida
Yo
conocía la desconocida.
Tenía
mejillas, trajes,
ausencias y desvelos,
pasaporte a morir, algunas joyas,
lápices para labios y un pañuelo.
Salía
por las tardes,
soportando en silencio la invasión de las luces,
la ecuación del verano en su cintura,
su sonrisa espaciosa
como una orquesta suelta en los jardines,
el agua en pabellones ambulantes
y el entristecimiento
de ciudades apenas entrevistas.
ALBEIRO ARIAS
El
otro en el estanque
Me
asomo al borde del estanque
y desde el fondo
otro me mira desde abajo,
desde la noche misma.
Otros ojos que viven lo que mis
ojos ya enterraron en la memoria.
Es otro el que camina cuando duermo,
el que sueña cuando despierto.
Los otros ojos se encuentran conmigo
en la hora incierta, compleja.
Me abalanzo hacia el abismo
y son los brazos de esa mirada
los que saben darme aliento.
Por un momento son uno mi piel y sus huesos,
mi silencio y sus palabras,
mi noche y su oscuridad.
Cuando esquive la quietud del estanque
sus ojos y los míos estarán cerrados
y podremos llorar a todos los ahogados
en mis lágrimas y las suyas.
XAVIER PALAU
Qué
fuimos
El
pequeño monte, la altura
casi
desapercibida de un saliente
que
desaparecerá como todo
con
el tiempo, guarda la miseria
de
la vida que hemos intentado,
los
inermes cuerpos, las alegrías
de
los labios, las muecas apenadas
que
nos vistieron, ahí reposa el sueño.
ANA LUCAS
Insaciable
Negué
su pelo sin conocerlo
pero
es irremediable;
el
arte contra el arte
simpatiza
en el colchón
y en
la sobriedad aullante.
Sorprendieron
tus destellos.
Los
calculé inalcanzables.
Presencia
minaz,
un
toque de soberbia:
«Niña,
qué haces aquí,
este
no es tu mundo,
lárgate
a bailar
a
rincones menos oscuros»
(leí
entre líneas).
No,
el
artista es esclavo
de
su mundo interior.
Tengo
reparo y respeto,
el
orgullo de quien no quiere
ser
un trágico trofeo.
Versos
secos, remisorios
y
esta cabeza mía
imaginando
que algún día
te
veré sin escenario y a la luz
con
el furor de este arrebato
que
me empuja a querer explotar los
momentos
con
prisa,
urgencia
del que sabe
que
la aguja corre
y no
transpiran recuerdos.
La
obsesión es el castigo
por
no saber vivir con calma,
por
la sensibilidad extrema
y
estos sueños insaciables.
De:
“Oasis”
DORA ALONSO
La
vaca bermeja
Tiene
la vaca bermeja
un ternerito de nata.
Se lo encontró en el corral
un jueves por la mañana.
Quiso
llevarlo a pasear
a un monte de caña brava,
y vio a su sombra dormidos
tres añojitos de paja.
DOMINGO ALFONSO
La
joven madre
La
joven madre
que cruza de pronto la estancia
muy débilmente iluminada,
lleva en sus brazos al enemigo.
Es
una carga de corazones nuevos,
un ser poderoso y reciente
que surge sin cesar de nuestra sangre,
se instala en palacios que fueron nuestros,
y alienta sus raíces de las personas antiguas.
Él
se va formando sin cesar
de cierta esencia que disminuye de nosotros para siempre.
De: “Poemas
del hombre común”
jueves, 29 de septiembre de 2022
ARTURO CAMACHO RAMÍREZ
Fruto
del sueño
A
paloma de nieve condenado
a flor de llama al viento sometido,
a lluvia desgajada estatuido
fruto del sueño, ciervo degollado;
te
meces en el aire, vulnerado
fantasma de los ojos desprendido,
carbón en cuyo rostro se ha encendido
lo que la muerte tiene anticipado.
Vienes
con pasos turbios de cautela,
en las frondas del sordo duermevela,
como las huellas del asesinado
amor
que ayer nos entregó la suerte
un minuto no más y que hoy se vierte
sobre el fulgor del pecho derramado.
ALBEIRO ARIAS
Sin
titulo
En
esta aurora triste, sin luz en la mirada,
un locutor vocifera
el despótico frio de lo urgente.
Una aldea se consume por el fuego en la cordillera
mientras los cansados pasos del campesino
recorren las calles de bruma y de miedo.
Los
caminos disipados bostezan sobre la piedra.
El
rostro quebradizo mira su soledad en el agua
y un caballo degollado
profana con su grito la penumbra del bosque.
Los
niños espantados no afianzan los párpados
porque sus noches edificadas con espinas jamás conocen el sueño.
Deliran
el mundo, la lejana utopía,
el rito inmortal,
la letra y el infierno que no crearon.
Desde
el abismo, el tiempo observa y les fosiliza el cuerpo.
El dolor humano, la desesperanza. ¿Dónde está Dios?
La
historia desgarra los intestinos donde los profetas de la catástrofe
han pregonado salmos y antífonas con sus ejércitos invisibles.
El
poeta escribe versos -es lo único que le queda-
mientras observa con impotencia
las siluetas ardiendo en el croquis del mundo.
XAVIER PALAU
Nada
El
futuro es nada, esa sensación
inexpresable,
no sentir ni ser,
no
hay palabras ni gestos ni drogas
para
plantear esa miseria eterna,
carroña
que mengua y desaparece.
ANA LUCAS
Ausencia
El
reflejo nos marchita,
es
lo que somos
lo
que deberíamos amar
pero,
¿quién sabe hacerlo?
Yo
no quiero ni mirar
cuando
rompen las olas
con
fuerza en mis piernas.
Nos
enseñan la doctrina,
uniformidad
de las ánimas,
a
ser soldados del silencio,
del
exceso de dolor.
Ella
lo intentó.
Él
ganó.
Lo
siento.
Siento
que me vieras crecer
y
sufrieras más que yo los bombardeos.
Yo
me inmolaba por un poco de atención.
Me
gusta pensar que es pasado, pero no.
El
error es verme con tus ojos,
porque
los cerrabas con frecuencia
y yo
gritaba y gritaba
y tú
haciendo oídos sordos.
Entre
cien voces no distinguías la mía.
Ni
siquiera en el silencio.
Soy
gracias a ti,
o
por tu culpa.
Dejo
que me lances al aire una y otra vez
sin
saber si me recogerán tus brazos.
No
se me rompen los huesos
pero
sí la fuerza, la seguridad
y el
instinto de supervivencia.
Vivir
contigo y con tu ausencia
es
caminar por un campo minado
con
la certeza de que el suelo explotará.
De:
“Oasis”
DORA ALONSO
Viñales
Entre
las lomas
el día nace.
Límpidas gotas
la noche esparce
sobre la hierba
que alfombra el Valle,
sobre las hojas
que el viento bate.
En
la mañana,
cuando el sol sale,
como espejitos
centelleantes,
las limpias gotas
de agua dormida
multiplicado
copian el Valle.
DOMINGO ALFONSO
El
rostro de Marlon Brando
El
rostro de Marlon Brando
surge en la noche del cinematógrafo
con un
tamaño de casi dos metros de alto
por uno y medio de ancho aproximadamente:
tiene dos cejas, debajo de las cejas un par de ojos,
entre los ojos, un poco más arriba
de la pareja de labios, una nariz;
bordeada por el pelo,
encima de las cejas, está la frente,
algo detrás de la frente,
construidas expresamente para sostén de los espejuelos,
se encuentran las orejas.
Éste
es el rostro de Marlon Brando;
tomo debida cuenta de su topografía;
para verlo pagué un peso con cincuenta centavos,
hice una cola de una hora nueve minutos,
de pie, bajo la lluvia
y ahora descubro en medio de este cine,
tocando el muslo de la mujer que me acompaña
que el rostro de Marlon Brando es sólo el rostro de una persona.
De: “Libro
de buen humor”
miércoles, 28 de septiembre de 2022
ARTURO CAMACHO RAMÍREZ
Espacio
(El
aire solamente)
Dormía
el rostro azul, la nieve oscura,
la furiosa neblina de la noche,
el río de caderas moribundas,
el aire de voz fría.
Dormía,
sí, dormia el viento duro,
rostro boreal, al filo de la fiebre,
la calle sola y el farol sediento
y el aire de repente.
Y los puentes tirados sobre el agua,
y una mujer a proa de la muerte,
sus cabelos a punto de extinguirse
y el aire casi verde.
Un
perro sin ladrido conocido,
una manera de mirar sin verse,
una luz de taberna acuchilada
y el aire siempre.
Un
paseante, frente a un domicilio,
manchado por dos gritos divergentes:
entre los partos y las punhaladas
el aire vive y muere.
El
aire nauseabundo de los puertos,
entre aroma de viaje y miel terrestre,
como una mariposa desalada
que en los mástiles duerme.
El
aire siempre solitario, errante,
transportando la bruma; casi alegre
en la ventana de la poesía,
silbado entre los dientes.
El
aire de oro ceniciento, ardido,
acerado azuloso, en las paredes,
encierro de la infâmia y de la gloria,
ala triste, se cierne.
Aire
tuyo de yerto vagabundo,
especial silencioso, voz ecuestre
sobre las sombras y los paramentos
del aire solamente.
Este
espacio de aire levantado,
bello el aire que la sangre envuelve,
pongo tu soledad ardiente y triste,
tu infierno helado, el escondido diente
que marcó heridas en la piel del mundo
y hacia un norte de lágrimas se extiende,
la plata y el coral de madrugada
que encienden la ola turbia de tu frente,
sola de soledad desamparada
en la cárcel oscura de las sienes.
Yo
pido a una mujer sus puros labios,
sus lentos ojos, su repiro tenue,
su largo cuerpo de olvidada orilla
bajo uma fronda de pasión perenne,
para vestir de llanto o cabellera
el aire de tu amor qu em ódio crece,
soñar contido al margen de la tierra
y ardle un eco al grito que falece
em los rincones últimos del hombre
condenado y maldito para siempre
a soledad de espíritu y de cuerpo,
¡a soledad de siempre para siempre!
ALBEIRO ARIAS
Escombro
de luciérnaga derribada,
esa que vuela en los sueños ancestrales
y despliega sus alas de silencio eterno, verdadero.
Un
aleteo y otro aleteo,
y la noche avanza en pequeños aleteos,
día a día un viento nuevo hasta que el cielo
nos destierre con sus cuchillos de luz.
Y
aún sin cielo, volaré a tu lado.
Te mostraré los días blancos que anuncian la felicidad.
XAVIER PALAU
Esperanza
Pocas
y menguantes las palabras
que
no saben describir ni pintar
el
muro que se desmorona, la tapia
que
erguiste al inicio entre sonrisas,
abiertas
las fechas de la tierra,
con
la vida alzándose y la infinita mañana.
ANA LUCAS
Gasolina
Así
como llegaste
reventando
los cristales de mis ojos
usando
tus garras para trepar
desde
mis tobillos,
mordiendo
justo debajo del ombligo,
cocinándome
a fuego lento el corazón,
besando
sin prisa
como
besan los que saben de amor.
Sabías
de amor porque no lo querías.
Yo
creía que sí,
que
sería yo,
que
serías tú.
Así
como llegaste te he echado,
te
has ido,
he
sorprendido al desencanto al cogerte por los pies
y
arrastrarte lejos.
Cuando
tu barco atracó en mi puerto
no
vi desembarcar a las ratas.
Sólo
miré al bajar tú, sonriente,
escoltado
por dos linces
que
afilaban sus garras en el cemento.
Buque
de madera picada,
carcoma
y fobias desatadas.
Lo
cubriste con una sábana.
Era
naranja, lo recuerdo,
se
fundió con la puesta de sol.
Te
escuché silbar
y
acudieron mis zapatos
dóciles,
siguiendo
las huellas de tus pies descalzos.
Llegué
a ser un caligrama,
tus
palabras dibujaban tulipanes en mi boca.
Marchitó
el jardín;
lloré
por él.
Lo
abandoné
y tú
también.
Cementerio
de gusanos.
No
quise verlo arder
pero
lo ahogué en gasolina mirándote a los ojos.
De:
“Oasis”
DORA ALONSO
Fiesta
del limonero
¡Limón,
limón!
Limón agrio,
limón criollo,
limón dulce,
limón chino,
limón persa,
limoncillo…
Limoncito
colorado.
¡Limón!
Y el limonero silvestre.
¡Limón limón!
DOMINGO ALFONSO
El
hechicero y los mecánicos
El
hechicero y los mecánicos
salen callados a beber cerveza;
se sientan en lo profundo de la taberna
y hablan entonces de las cosas nuestras de cada día;
de los tornos girando, del estruendo del taller,
de los motores compuestos poco a poco,
que al fin se mueven por su propio esfuerzo.
Luego describen las horas de la televisión,
la noche y las frazadas, la esposa, el miedo de los niños.
Los mecánicos hablan, el hechicero calla:
siente la envidia por estos hombres comunes;
quisiera abandonar su profesión en desuso,
cambiar el arte de convertir ratones en flores,
naranjas en cuchillos;
la magia aprendida con tanto esfuerzo,
por un overol manchado de grasa,
un sitio en una nave llena de máquinas y taladros,
donde giran sin término las grandes ruedas de acero negro.
De: ”Libro
de buen humor”
martes, 27 de septiembre de 2022
ARTURO CAMACHO RAMÍREZ
El
día de la muerte
Lleno
de certidumbres como un muerto
cuyo se ama con la tierra
ando de mar a mar, de puerto a puerto,
pidiendo olvido y perdonando guerra.
Y
voy entre sonámbulo y despierto,
hecho a un amor de duelo que me aferra
la voz y oprime su vocablo yerto
como ceniza que al invierno aterra.
El
día de mi muerte está en mi mano,
turbia moneda gris, lento pañuelo,
en vez de áurea medalla o vela henchida.
Y yo
lo pongo al borde del verano
como un mordiente y trágico señuelo
que enceguezca los ojos de la vida.
ALBEIRO ARIAS
Vaivén
Ya estoy grande para juegos.
Christian
Peña
Hay
un árbol en mi lejana infancia
en cuyas ramas una cuerda anudada
columpiaba mis días de risa.
Ha
pasado un vaivén de años
y no hay un árbol para mi vejez,
acaso el dintel de la puerta
y unas piernas reumáticas
que me impiden balancearme.
Es
mejor así.
Con la soga atada en el cuello
ya no es momento para juegos.
XAVIER PALAU
Mater
No
hay corazón que contenga
el
mal dejado intacto, se quiebra
en
la fuerza del dolor, vacías tardes
no
sirven para redimir la vida
que
no has dado, el amor perdido,
la
respiración lenta de ella esa tarde.
ANA LUCAS
Fénix
Sentada
al borde del abismo
viendo
objetos caer,
estrellarse
y romper la cerámica.
Y yo
contemplando
la posibilidad de saltar al vacío
y
dejar de ser,
comprobar
si vuelvo a nacer,
si
visto plumas rojas como el fénix
o si
por el contrario
seguiré
siempre encadenada al filo
a
punto de dejarme caer
sin
llegar a hacerlo nunca.
Miedo,
animal salvaje,
depredador
despiadado;
almas
asomándose al acantilado
y
garras de sirena trepando hasta alcanzarlas
para
arrastrarlas al fondo del océano.
Pero
mientras ellas cantan
las
almas cierran los ojos
y
con la piel erizada
rezan
a todos los dioses sin creer en ninguno
y
regalan sus manos,
su
vista,
su
olfato,
sus
piernas
para
conservar el oído
por
no dejar de escuchar la melodía
que
predice un desenlace mortal.
De:
“Oasis”
DORA ALONSO
Abril
y Mayo
Abril
es un niño rubio
que junta flores y pájaros;
tiene los ojos azules
y va vestido de blanco.
Mayo
es un niño aguador
de trigueños pies descalzos.
Abril y Mayo van juntos
agarrados de la mano.
DOMINGO ALFONSO
Poema
pop 1967
Éste
es un bombillo eléctrico:
miro su casquete de metal
lleno de surcos y de relieves interminables;
adentro del bulbo los filamentos mágicos,
que alimentados de fuerzas invisibles
deshacen la oscuridad.
Me
enfrento al misterio de este ser de cristal,
con la seguridad de que trata de un extraño dios,
creado por los hechiceros de este siglo xx.
De: “Historia
de una persona”
lunes, 26 de septiembre de 2022
ARTURO CAMACHO RAMÍREZ
Nada
es mayor
Nada
es mayor que tú: sólo la rosa
tiene tu edad suspensa, ilimitada:
eres la primavera deseada,
sin ser la primavera ni la rosa.
Vago
espejo de amor donde la rosa
inaugura su forma deseada,
absorta, inmensa, pura, ilimitada,
imagen, sí, pero sin ser la rosa.
Bajo
tu piel de nube marinera,
luz girante tu sangre silenciosa
despliega su escarlata arborecida.
Nada
es mayor que tú, rosa y no rosa,
primavera sin ser la primavera:
arpegio en la garganta de la vida.
ALBEIRO ARIAS
Los
asesinos
No
todas las muertes caben en una bala,
pero toda la ilusión y la alegría murieron con tu cuerpo.
Por eso, te necesito.
XAVIER PALAU
A mi
amigo
Sin
tiempo estable, con viento menguante
en
estas calles impotentes, me moriré
sin
una razón evidente, sin luz de mayo,
lejos
de mi amor, cansado y maltrecho,
cobarde
para la gente amiga, dejaré
mis
nervios insensibles, dejaré de ser.




