Fénix
Sentada
al borde del abismo
viendo
objetos caer,
estrellarse
y romper la cerámica.
Y yo
contemplando
la posibilidad de saltar al vacío
y
dejar de ser,
comprobar
si vuelvo a nacer,
si
visto plumas rojas como el fénix
o si
por el contrario
seguiré
siempre encadenada al filo
a
punto de dejarme caer
sin
llegar a hacerlo nunca.
Miedo,
animal salvaje,
depredador
despiadado;
almas
asomándose al acantilado
y
garras de sirena trepando hasta alcanzarlas
para
arrastrarlas al fondo del océano.
Pero
mientras ellas cantan
las
almas cierran los ojos
y
con la piel erizada
rezan
a todos los dioses sin creer en ninguno
y
regalan sus manos,
su
vista,
su
olfato,
sus
piernas
para
conservar el oído
por
no dejar de escuchar la melodía
que
predice un desenlace mortal.
De:
“Oasis”
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