Insaciable
Negué
su pelo sin conocerlo
pero
es irremediable;
el
arte contra el arte
simpatiza
en el colchón
y en
la sobriedad aullante.
Sorprendieron
tus destellos.
Los
calculé inalcanzables.
Presencia
minaz,
un
toque de soberbia:
«Niña,
qué haces aquí,
este
no es tu mundo,
lárgate
a bailar
a
rincones menos oscuros»
(leí
entre líneas).
No,
el
artista es esclavo
de
su mundo interior.
Tengo
reparo y respeto,
el
orgullo de quien no quiere
ser
un trágico trofeo.
Versos
secos, remisorios
y
esta cabeza mía
imaginando
que algún día
te
veré sin escenario y a la luz
con
el furor de este arrebato
que
me empuja a querer explotar los
momentos
con
prisa,
urgencia
del que sabe
que
la aguja corre
y no
transpiran recuerdos.
La
obsesión es el castigo
por
no saber vivir con calma,
por
la sensibilidad extrema
y
estos sueños insaciables.
De:
“Oasis”
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