Billy
Collins cita a Juan Ramón Jiménez
Desde
la biblioteca y el mediano plazo al jardín japonés
podríamos
seguirle el rastro
ignorando
su distribución.
“Lo
peor de la muerte debe de ser la primera noche”
escribió
Juan Ramón Jiménez
y
Billy Collins arrancó de ahí.
Se
lo escuché en YouTube:
“Esa
noche debe de ser la única noche”, exclamó.
Y se
me quedó grabado.
También
el final, algo bastante corriente
sobre
el espino y la rosa pero que dicho
por
él parecía nuevo gracias a su sentido
del
humor y a su manejo del swing.
Oyéndole
me repetí que la poesía es un juego muy serio
para
explicar lo inexplicable con imágenes hermosas
y
eludir el hecho de que todo paraíso es artificial
y
todo sueño poco más que una desordenada
sucesión
de fragmentos
que
no logramos reconstruir.
Billy
Collins nació en Manhattan y se crio en Queens
un
lugar a cuyo río Juan Ramón le regaló su mar,
el
mar de Moguer, que era más blanco
y
más azul y estaba muy lejos.
Eso
no se lo escuché a Billy Collins
aunque
supuse que lo conocía,
cómo
no conocer ese fragmento
que
tiene de sueño lo que sólo los sueños
pueden
tener: espacio, tiempo, río, discurrir por una orilla
y
aparecer en otra,
orillas
de Moguer a lo largo del Hudson,
mareas
y olas de Moguer
arenas
dulces y soles anunciando el ocaso,
es
decir, la primera y única noche
porque
las demás no cuentan,
aseguran,
insisten, confirman,
pero
no cuentan,
lo
que cuenta es esto
que
una tarde, otro poeta,
en
otro lugar,
en
otra lengua.
Yo
había leído antes a Billy Collins
y,
lo confieso, no me había parecido gran cosa
pero
ese día sí
pues
eso tiene también la poesía
que
nos devuelve la voz de los muertos
en
las palabras de los vivos
en
el tono, el ritmo, el sonido de las palabras de los vivos;
los
significados están bien, y la respiración,
y el
slang, y el sentido del humor,
pero
es lo otro, lo otro,
lo
indefinible y otro.
Quién
haya vivido lejos
y
distante y solo
me
comprenderá.
De:
“Principio y final”
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