En
penumbra
…ni siquiera
el silencio me persigue
PAUL AUSTER
Ni
las sombras cenitales acuden,
ni los llantos esquivos me encuentran,
ni tan siquiera el recuerdo de tu ausencia lo logra.
Encontré un día la esquina
donde volver la espalda a este miedo
—duda escénica ante lo desconocido—
que surge cada mañana.
Por eso, prefiero estar perdida
entre penumbras medio grises,
desdibujarme con las luces temblorosas,
entre los contornos confusos de mi tiempo
—ese únicamente mío— y así,
perdida, saberme sola
segura en la fuerza de mi soledad,
la que a las siete de la mañana,
cada mañana, con el frío vespertino
de este invierno azul, tembloroso y cruel,
me despierta entre rumores de día nuevo.
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