2. El
mar
Contra
la orilla
se elevan las olas, con crestas de espuma,
los brazos abiertos
para abrazar a la tierra.
Desde
el evasivo horizonte
a la orilla más cercana forrada de arena
un pálido velo azul se desliza,
resbala, se desvanece.
A
veces, milagrosamente quieta,
la vasta extensión se despliega,
mirando arriba hacia el cielo,
abajo a la tierra.
En
la oscuridad de la última tarde,
como hojas de palmera
levantando y agachando la cabeza,
se elevan las olas
abrazando lo oscuro.
Abrazando lo oscuro
se elevan las olas.
Entonces,
a veces,
los botes zozobran camino a tierra,
los remos salpican,
arrojando hojuelas de luz.
Las
olas lamiendo la orilla
agrandan
dentro de mí
el
mar.
De:
“Siembra solo palabras”
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