viernes, 27 de enero de 2012

27 DE ENERO


LA FECHA CORRESPONDE AL DIA EN QUE FUERON TWITEADOS LOS POEMAS


ESTANCIAS

1. Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista
soberbia, en el decoro de tu vestido rosa;
inefable, irreal, melodiosa, imprevista,
como si abandonara su plinto alguna diosa.

Y perfumando la hora de lilas, te perdiste
al fondo de la calle, cual tras una áurea gasa...
mis ojos te seguían, con la mirada triste
que lanza un moribundo a la salud que pasa
Medardo Angel Silva



TEMPORAL EN SANTA CRUZ

Los malecones de la ciudad también zarpaban hacia
el mar,
no obstante el torbellino, el temple, las balandras
eran esenciales en plena travesía
y se eternizó en la cubierta y en los mástiles.
Naufragaron entonces las estropeadas escolleras,
el fondeadero se hizo más profundo con el temporal
un vagabundo perturbado en Santa Cruz de Tenerife,
            perdido en la negrura cuando
se apagaron las estrellas,
y así en esta vulgaridad se ensombreció la noche,
falló el astrolabio y tú en mi memoria,
la distancia falseó la travesía,
             nos desorientamos angustiados, pensando
en la venida de la muerte
y aún acumuladas las tinieblas se aclararon
como espantajos enloquecidos,
                      y después la calma
Allí se enredó el alba / en el mesana /
                                  más a la derecha del trinquete.
Sergio Badilla Castillo



EL RETORNO

Vieja alameda triste en que el árbol medita,
en que la nube azul contagia su quebranto
y en que el rosal se inclina al viento que dormita:
te traigo mi dolor y te ofrezco mi llanto.
He vuelto. Soy el mismo. La misma sed que me aqueja
y embelesa mi oído idéntica canción,
y soy aquel que ama el minuto que deja
un poco más de llanto dentro del corazón.
He vuelto. A tu silencio otoñal, he buscado
vanamente mis huellas entre todas las huellas,
y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas
que estremecía el viento y que el sol ha dorado.
Y mientras quiero acaso recomenzar la senda
y un mal irremediable consume los destellos
del sol, vieja alameda, y te guardo mi ofrenda,
tú contemplas mis ojos y miras mis cabellos.
Salvador Novo



XX

El verso humano pesa.
Yo le cojo en mis manos
y siento que me dobla las muñecas.
Mi traspiés juegan mal con el camino
y mi dolor contigo, oh blanca primavera

A veces en lo hondo del silencio
que bordean las flores y la brisa
acude el largo grito a mi garganta.
La primavera rápida se esquiva,
se rompe en mil pedazos
el aire de veloz cristalería
y cubre el sol sus desnudos miembros
como una virgen tímida.
Yo quedo sobre un monte de tinieblas
aullando al horizonte de mi vida.

*Después de todo, qué;
¿por qué no recordaros,
vosotros que conmigo compartisteis
la lluvia y el espanto?
De vuestra sencillez sabe esta agua,
de vuestra dignidad sabe este árbol.
Acaso vuestros rostros en borrasca
rimaran mal con este culto prado:
pero también su cultivado césped
lo ha sido por las manos.
Hombres de España muerta, hombres muertos de España.
¡Venid a hacerles coros a estos pájaros!
Pedro Garfias

*Nota: Otra versión de este mismo poema dice en este párrafo “Desde esta primavera luminosa / ¿Por qué no recordaros…”

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