Heredad
el júbilo
1
Desde
mi soledad
Sólo
veía
Tu
contorno de nube viajadora.
La
tornadiza imagen de tu vuelo
Pasaba
por la hondura de mi valle
Sembrándolo
de oscuras mariposas.
¡Un
aroma, tu voz, entre la brisa!
¡Estabas
tan distante
De
la raíz hundida de mis sueños!
Entre
nocturnos árboles del tiempo,
Los
símbolos de antiguas primaveras.
La
florida memoria de tu cuerpo,
Me
poblaba de estatuas pensativas.
¡Te
sentía tan lejos!
En
la penumbra huidiza
Del
seco atardecer y la nostalgia,
Tus
cabellos izaban la bandera
Del
país fronterizo de la noche.
2
Detrás
del horizonte de tus lágrimas
—Más
allá de tu propia lejanía—
Adivinaba
apenas
La
invisible verdad de tu presencia.
Sostenías
en alto
Contra
el azul del cielo
—anocheciente—
El
palomar en vuelo de tus manos,
Colmadas
Con
la ofrenda luminosa
De
los primeros astros de la tarde.
3
Estábamos
muy cerca, sin embargo.
Súbitamente
Te
sentí muy honda.
Parecías
venir
Desde
mí mismo,
Desde
la eternidad de mi tristeza,
Desde
el ardiente bosque
De
mi sangre,
Alumbrando
el camino del retorno
Con
el desnudo fuego de tu llanto.
En
el agua sin brillo del remanso
Del
corazón —cautivo en su destierro—
Resplandeció
el secreto de tus lágrimas
Los
límites del alma nos ataron
Con
entrañables lazos de ternura,
Como
los hilos de la savia
El
alto aroma y la raíz profunda.
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