domingo, 21 de abril de 2013

NATALIA LITVINOVA






Una sonrisa sin dolor



Aquel día tropecé en el bosque.
Las flores me abrieron heridas.
Mis manos parecían tulipanes rojos.
Entonces comprendí.
No pertenezco al mundo sino a la caída.
Pero el mundo insiste.
Y escribo sonetos a cada flor.
Cuando las heridas cicatrizan
una sonrisa sin dolor
se acostumbra a mí.

De "Grieta"


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