El
abrazo de Dios
Amargo animal que soy, que he sido.
Jaime Sabines
Amargo,
la boca amarga,
la
sed insaciable despertando desde no sé cuándo antes que yo.
Amargos
los días y las noches amargas y sedientas y frías
calles
y vientos malheridos tocando mi piel que no se queja.
Amargo,
interminable sed que me acompaña.
Amargo,
la sed amarga de los días sin satisfacción.
Amargo
el abrazo del adiós. Amargo Dios,
la
memoria la decrepitud el tiempo.
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