miércoles, 5 de junio de 2013

CARLOS A. CASTRILLÓN





Advertencia

Nombre es aquello mismo que se nombra.
Fray Luis de León



No gastes mi nombre,
no fuerces los labios.
Recupera el sentido del silencio:
busca un sustituto,
unas sílabas gratas,
una voz que no alcance a mis oídos.
Lanza palabras aledañas.
Llámame con un nombre equivocado.
Regresa a las voces primigenias.
Puedes escarbar
en los pliegues de tu piel
las claves remotas que te lleven
a mi escondido silabario.
No gastes mi nombre:
usa tus señales más simples.
Llámame respirando las palabras.


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