jueves, 14 de noviembre de 2013

NELSON SIMÓN






Poema innecesario


Nunca se aprende a decir adiós, a separar el brazo o la pierna que nos trajo hasta aquí...


Leo un poema de Mae que habla de las separaciones.
Un poema que perfectamente serviría para definir
el humano instante en el que debes separar
el cuerpo del cuerpo, seguir de largo,
hacer que no has vivido. 

Alguna vez todos hemos quedado como a la orilla
de un paisaje roto por el que se escapa
el aliento. Lívidos, rígidos como un cadáver
que nadie quiere reconocer.

Sin saber si salir a caminar el mundo que se conoce demasiado ancho o regresar a una casa
que ya no será más la casa que era antes. 

Es ahí donde comienza a ensancharse
el agujero de las interrogaciones:
la utilidad del tiempo consumido,
las colonizaciones del placer,
las palabras.
Ahí donde el dolor escarba
y nadie comprende cómo algo tan mínimo
pudo erosionar tanto tu interior.

Un vacío y otro irán sucediéndose
y quedará en tu boca cierto amargor que compararás
con la desconfianza.
Levantas puertas. Dices que los amigos
y la literatura pueden curar la soledad que estás masticando
pero entre versos ajenos entierras la cabeza
como engañándote, como queriendo perder tu identidad:
después de todo aquí o en Jagüey Grande duelen igual
las separaciones, lo que hace este poema innecesario. 



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