jueves, 7 de noviembre de 2013

SIGFREDO ARIEL




Solo ante el peligro



Tu paso en la madera yo recuerdo, la madera no existía.
El corredor era alzado sobre el día corriente y la noche común, cualquiera habría salido y entrado, sin guardián puerta sin puerta sin oírse: era tu paso en el oído con rostro de alquitrán ya he probado en el aire dibujarlo. Pierdo pronto el impulso como pierdo
amigos en las encrucijadas. Recuerdo tu clara inexistencia, no descansa ni sabe descansar: la convoco, la obligo —pez, toro, cabra, león, balanza— describo tus ojos que no he visto y el trigo
que espigabas como Ruth. No está la era en tus actuales perspectivas, ni en el pasado está aunque la viste solo ante el peligro bajo el tajo del arado
o en la televisión, no estoy seguro. Al lado de este cuarto inhabitable consigo percibir con claridad ruido y silencio de tu paso enemigo en la madera.
El mismo ruido de tu paso triste.


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