El Cristo perro
Ya
no soy yo
sino
este
pueblo,
que
camina
mordido
como
un
perro,
trillado
el
pie,
el
cuerpo
remendado,
la
escarapela
como
sarna
hasta
en los labios.
El
pozo de
sus
ojos
fondeado,
vendió
por
huesos ajeno
su
ladrido,
la
garra que
le
queda
está
limada
como
un colmillo
que
mascó
bozales.
Muerde
su propia
carne
y
se alimenta
con
el mismo
veneno
de
su
sangre
y
desanda
a
tientas
su
camino,
con una cruz
con una cruz
sin
nombre
sobre
el lomo,
porque
no sabe si
Cristo
ha sido perro
pero
él es tan solo perro como Cristo.
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