sábado, 4 de enero de 2014

ROQUE VALLEJOS



El Cristo perro

  

Ya no soy yo
sino este
pueblo,
que camina
mordido como
un perro,
trillado el
pie,
el cuerpo
remendado,
la escarapela
como sarna
hasta en los labios.

El pozo de
sus ojos
fondeado,
vendió
por huesos ajeno
su ladrido,
la garra que
le queda
está limada
como un colmillo
que mascó
bozales.

Muerde su propia
carne
y se alimenta
con el mismo
veneno de
su sangre
y desanda
a tientas
su camino,
con una cruz
sin nombre
sobre el lomo,
porque no sabe si
Cristo ha sido perro
pero él es tan solo perro como Cristo.



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