3.
Carta de gato a uno de sus amores
Hice
añicos la luna del espejo.
Ya no podía resistir más su respuesta miserable.
Cada vez que buscaba en su interior,
yo desaparecía, estabas tú.
Me decías:
“¡Qué viejo estás! ¿no te das cuenta?”
Ya no podía resistir más su respuesta miserable.
Cada vez que buscaba en su interior,
yo desaparecía, estabas tú.
Me decías:
“¡Qué viejo estás! ¿no te das cuenta?”
Recogí
los cristales diminutos,
teñidos con la sangre de mis manos.
Te los hice llegar envueltos en papel de celofán.
No acusaste recibo, pero
jamás podrás decir que no te regalé la Luna.
teñidos con la sangre de mis manos.
Te los hice llegar envueltos en papel de celofán.
No acusaste recibo, pero
jamás podrás decir que no te regalé la Luna.
De "Sin noticias de
Gato de Ursaria"
No hay comentarios:
Publicar un comentario