martes, 14 de octubre de 2014

ELSA WIEZELL



Pasión enternecida

 

Tensa lágrima, las dos infancias;
Pero yo te conozco
cielo frío en los ojos
y ardiente boca del encuentro.
En el tumulto cardinal de otras risas,
sin fronteras de maravillas
con este tímido fragmento
de un amor postergado.
Yo te conozco ritual del vértigo,
demencia, fragua y vacío.
Ala postrera que vá cayendo
y buscando entre las cosas
la estructura del sueño.
Hallazgo tan imposible
la hora por vivir,
(pura infancia)

Precipitando cantos yo clamo lo virginal,
la erguida soldad de metafísica.
Yo clamo por lo insondable
con este paso yerto como péndulo
y un miedo tímido que escondo
con eléctrica mano en un bolsillo.
Quemandome los ojos,
la mueca, la osadía, el gesto,
volveré a buscar la mariposa.

En la oscura montaña escribiré ventiscas,
la epidermis tendrá otra maravilla.

Sabré al fin del día
que en esta dura arcilla se hace la voz
con esta soledad que precipita
el cielo frío de los ojos.
(Ya nunca más vencida)

 

 

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