domingo, 26 de octubre de 2014

ELSA WIEZELL

 

Ansia de risa

 

Tengo que ser alegre,
aun a dentelladas.
Tengo que oir la risa
y a bocanadas, ¡el aire!
Tengo que arrastrar algún consuelo
aun ciegamente.

Tengo que desterrar
este charco esparcido
que me enreda el silencio
en la sorpresa de las manos.

Tengo que dar
y dar sin vértigo.

Pero cómo sube lo inerte
si encuentro algo que perdura,
siquiera un vengador solitario
que mira mi piedad directamente.
(Alguien que abra el desamparo
y que comprenda
esto que me hiela)

Pero tengo que ser alegre.
Afuera el precipicio,
muera la Pregunta retumbante
aunque me doble el golpe
de lo incierto.
Ay, cerrar los ojos y saber
que tiene sentido el hombre
y ser una mujer de espléndida cintura
y boca sin grito
(nada más que instinto casi ciego)

Arrebatada risa del milagro:
¡ven conmigo!
pega un tajo a mi boca
y voy contigo!

 

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