jueves, 15 de enero de 2015

ENRIQUE LARRETA


 


El hombre

 

Ser flecha, y ser a un tiempo la mirada
que la sigue en los aires. Intelecto
que se busca en la fuente alucinada
del joven dios efímero y perfecto.

¿Por qué llorar los años; o la nada
de la noche mortal? Causa y efecto,
todo es espíritu. No pierde cada
vida sino el fantasma de su aspecto.

¿Y qué más que ese instante de conciencia?
¿Ver alegre en sus ondas el terror
de las algas; las horas como peces?

¿Qué más que la casual fosforescencia
de aquella chispa azul; y aquel ardor
y aquel pensar y aquel amar, a veces?

 

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