I
Encorvados
los hombros, abrumado
por
su testa de toro, el vacilanteMinotauro se arrastra por su errante
laberinto. La espada lo ha alcanzado
y lo
alcanza otra vez. Quien le dio muerte
no se
atreve a mirar al que fue toroy hombre mortal, en un ayer sonoro
de hexámetros y escudos y del fuerte
batallar
de los héroes. Ilusoria
fue
tu aventura, trágico Teseo;de la bifronte sombra la memoria
no ha
borrado las aguas el Leteo.
Sobre
los siglos y las vanas millasésta da horror a nuestras pesadillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario