viernes, 30 de octubre de 2015

LUIS ENRIQUE BELMONTE



  
III



Limpiar la sangre que brota de tus sienes no consuela.
No encuentro en la penumbra del cuerpo mortificado
el boquete de la ascensión.
El aleteo de un ángel precipitado en el abismo,
en la orilla última de las cosas, donde el principio
y el fin no se encuentran, donde el filo no anuncia retorno,
donde te he dejado masacrado por una fe que no te pertenece.
Y te digo que soltar las amarras
no te dará el sosiego de los muertos sin resurrección,
ni ésa sombra que parte huyendo de su cruz.




No hay comentarios:

Publicar un comentario