Ahora
que lo dices…
Ahora
que lo dices, no comprendo a la vida,
nunca
le he pasado la mano por el pelo
ni le
he dicho palabras agradables.
Cada
que voy a verla, me limito
a
cohabitar con ella pagándole lo justo.
Nunca
me la he ganado a base de ternura.
Y se
me olvida, a veces, que es humana también,
que
su sexo no siempre fue una selva
sino
un patio limpio, una llanura impúber
donde
corríamos todos detrás de la pelota.
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