Este es mi amor y nada más, acodo
recurriéndote,
así, terriblemente,
nacido,
desnacido, adolescente
en
las albas dulcísimas del lodo.
Sólo
de esta mi suerte, de tu modo,
talud
de sangre, cántaro cayente,
ordenarás
dolor, asiduamente,
zafado
peso, acaecer de todo.
Abierto
a mi hambre de tus hambres. Duro
pájaro,
por la piel, enfurecidos
acúdenme
tu olor y ligereza.
¡Tacto!
Desde la carne del conjuro,
atacado
de todos tus sonidos,
vuélame
el corazón, alto, tu presa.
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