Quise
sembrarme todas mis venas
en la
frente
y
ensurcarlas feroces en todos mis latidos
quise
ser yo en mi sueno,
quise
ser yo en mi viento,
quise
volcarme toda en un torrente.
quise
fugarme inmensa de fugas escapantes,
quise
nacerme nuevos conciertos
y
agrandarme,
y me
brotaron toscos, violentos,
rudos
y amontonándose.
así
estoy, espantada en mi siglo y mi vena,
conciertos
a montones y amontonadamente,
ciudades
como muertas de ruinas inconclusas
y la
muerte acechándome.
agitada
en lo intacto, convulsa
con
mis piedras,
recostada
de insomne y ojera en mi sonrisa,
recostada
en la risa,
aferrada,
abismada
en el borde de tantas carcajadas.
así,
con
mi destino fijo, convulso
y
arteriado.
arteriado
de sangre verde
y a
borbotones,
con
mis dolores rojos
y mis
dolores agrios.
me
llama a voz y a eco
la
voz de tantos pinos.
me
llaman alaridos, gritos
de
flamboyanes:
el
mar me tira ronco
de
mis manos y brazos doloridos.
me
llaman con voz vieja
voces
de adentro, ancianas
de
mis sueños inútiles.
aquí,
frente al abismo
de
siglos putrefactos,
frente
a mis hondonadas.
aquí,
frente a los llantos
de
manos que se agitan.
frente
a mí, con mi risa,
frente
a mí con mis riscos
y mis
llanos.
abriéndome
a empujones senderos y caminos
por
todas mis arterias.
De: Homenaje al ombligo
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