Balada
de la deseada muerte
La
muerte seduce el hilo de sangre
que
asoma por mi frente.
Atravieso
el patio florecido de jazmines,
aprendí
a encogerme y a estirarme
como
el gusano por entre los laureles.
Reducida
a hoja sobrevuelo la noche
y
junto a los pájaros muertos
me
desgarro en el follaje.
Triste
por no encontrar
suficiente
tierra para mis huesos,
vuelvo
a entonar esta canción,
como
la última canción que cantan
los marineros
en la alta noche.
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