viernes, 19 de agosto de 2016

JOSÉ LANDA




Alguien canta en la cruz de los caminos 



Ruidos de la búsqueda.
Ruidos como hocicos de hienas y aletear de temores.
Ruidos oscuros.
Bajo los troncos secos,
a la orilla de casas abandonadas están,
en cada segundo del insomnio están.
Como hace breves años entran ahora en mí,
Sacuden lo que aún pueda habitarme de ramaje,
lo que aún me resta de sólida construcción. 

Un raro escalofrío hace temblar las hojas de los
             nacaztles,
viene a interrumpir el bullicio de pájaros festivos,
sus metales se ponen a brillar como presentimientos
y seducen el cuerpo virgen de la duda.
Es el ángel de la búsqueda,
sus feroces trompetas agrietan los muros del verano
–altas murallas de aire–

y recorren los frutos del manglar,
el laberinto de voces en el río,
el mudo grito del silencio en el corazón de las piedras. 

Yo también vine
“a mirar los cerros que adoptó la lejanía”
y no alcanzo a tocar con la mirada el otro lado de
                                   sus montes,
me admito preso de batallas imposibles, advenedizo de
                                 guerreros olvidados.
Ahora los espejos pueden dar rienda suelta a sus ficciones,
escribir las bases de una genealogía aplicable a
                   cualquier advenedizo de Babel,
ofrecer la fórmula perdida de los alquimistas
para conocer el águila y el sol de una moneda con
                    sólo mirar de soslayo. 

El hallazgo también es un espejo, un tablero de
                            ajedrez con recuadros infinitos,
también el ángel es susceptible de ser ánima sola,
blanco fácil ante el asedio de fantasmas futuros.
Tiemblan por eso los caminos,
los cuadernos con direcciones de familias lejanas,
los labios cuando pronuncian versos malaprendidos a la Biblia. 

La noche de los temores y las búsquedas en el vientre están,
la noche de la búsqueda en todo haz de luz está.
La noche y la búsqueda pulimentan sus dientes,

ponen a cantar las cuerdas de sus gargantas,
son felices cuando alguien echa a andar los motores de
                presagios y calamidades
con sólo deletrear la palabra Vida.  



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