salón
de té
Hay
lágrimas que se secan
en el
aire
y
sonrisas que marcan
rictus
de bronce.
El
que mira
supone
una pena fugaz
y la
dura felicidad
de
cada uno.
Ninguno
acierta.
El
que lloró
no
sabe que soñaba
una
escena del cine.
La
que sonríe
dibujaba
flores
con
su dedo
en el
mantel.
El
que mira
buscaba
motivos
para
salir
de sí
mismo.
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