miércoles, 12 de octubre de 2016

VÍCTOR PÉREZ




2.
                                                                      A Pedro César Alcubilla



Soy un puto perro sidoso
y una gorda me ha ametrallado
enculado por mi padre adquirí el escalofrío del imperio.
Sólo me gusta arrancarle verrugas a los mocosos
y plantarlas en el campo
debo hablar con las familias que se resisten.
Creo en el silencio de los retorcidos
y en las nueve mil balas abandonadas prendidas de mis trenzas.
Escupo caballa, sándalo y la sota de bastos a los
fantasmas de los ancestros que capturo en los palomares
a mí me hubiera gustado enterrarlos a más profundidad.
Bendigo los bebedizos y el vértigo inmeditado
porque me vienen al pelo para las sutilezas y las maldiciones.
Me estoy revelando como la geisha fulminante que vuelve.
La madre torcida y el tirador en el molino
redactan el juramento del viaje
acelero a fondo hasta que ella me clava
un tenedor en la mano
me gusta que se ría como una hiena con su vestido de lunares.



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