En el resquicio del invierno
En el
resquicio del invierno
las
brasas arden
ascuas
del sol que permanece desnudo
sobre
las tejas del hogar.
Alegría
y dolor acampan
bajo
un mismo cielo.
De
cada reino, seres celestes,
cruzan
hacia la Comarca.
Un
orden cambia
pero
la rosa mosqueta aún crece entre los espinos
y las
yemas germinan en las araucarias.
Fiel
a aquello que querían nuestras almas
la
madurez arrebata a la tristeza
sus
candelabros nocturnales.
De la
mano de los alquimistas
como
lobos helados
sin
temor al silbido de las balas
regresamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario