Respuesta al examen del maniqueo
Si tú mismo te examinas, el examen no es válido.
Las reglas no son ésas, ni siquiera el asunto.
Al medirte con la vara de tu fanatismo
te conviertes en una víctima, no en un penitente.
Pero el asunto es el amor,
sobre el que no hay definiciones ni escrutinios,
el amor que está viviendo en ti
(como en toda criatura)
una vida sufriente y misteriosa.
Por él serás juzgado, y tú no sabes
dónde están los tesoros,
los desiertos, las miserias, los espantos,
ni las silenciosas comuniones, ni las grandes alegrías
del amor que en ti padece.
Nada sabes, salvo que
tenemos, simultáneamente,
que velar y confiar.
Espera. Vive.
Sirve.
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