Alfama
Atraviesa
el amor, o lo que sea,
el mapa
desdoblado ante los ojos
de la
chica que aprieta en su bolsillo
una
llave. Pasa el tráfico lento
y el
espejo fugaz de la garúa;
cae
desolación desde las nubes
encima
de sus hombros y el destello
de su
ajorca. Sujeta con firmeza
el
tesoro metálico, aligera
el
ritmo apresurado de sus pasos
sin
mirar hacia atrás. La cerradura
queda
lejos aún de su impermeable.
La
puerta que ha de abrir tendrá el relámpago
de la
pieza dentada entre sus yemas
y el secreto interior de la llovizna.
y el secreto interior de la llovizna.
Afuera
quedarán Lisboa y sus eléctricos,
los
cálidos aromas del óxido del Tajo
corriendo
inalcanzable hacia los puentes.
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