Barcos
No es
verdad que los barcos
olviden
el camino de regreso.
Huelen
en el agua
el
norte del hogar y aúllan
a la
luna con voces
que
empujan lejos
la
nostalgia. Los hombres,
en
cambio, navegan
asomados
a la borda,
obsesionados
con sirenas
(como
las de antes).
Ellos,
los desesperados,
partidos
en pedazos contra
una
realidad acantilada
de mujeres
que
nunca aprendieron a tejer
ni a
esperar.
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